El 13 de marzo de 1834, hace hoy 186 años, se creaba el “cuerpo de serenos”.
El reglamento establecía que estos hombres cumplirían horario desde las 22 “hasta el cañonazo del alba”. Debían rondar sus distritos provistos de un farol, pistola y silbato, cantando la hora y el clima que hiciera cada media hora, al son de la campana del Cabildo. No vestían uniforme y solo los identificaba el farol que portaban.
Sus obligaciones incluían despertar a los vecinos que así lo solicitaran, llamar a médicos o sacerdotes y acompañarlos hasta los domicilios, detener a ebrios y sospechosos, avisar si había puertas o postigos abiertos y, en caso de incendio, tocar las campanas de la iglesia más próxima.
El cuerpo, popularmente conocidos como “vigilantes de noche”, era costeado por el vecindario, por medio de una tasa denominada “impuesto de serenos”.