Los ladrones de la época cuando asaltaban viviendas corrían en busca de esos popularmente llamados “gatos” para hacerse con el anhelado botín. Por extensión también se les llamó gatos a los ladrones y rateros.
Sin embargo hay otra teoría, más internacional, que vincula la expresión a la historia del literato Edgar Allan Poe “El Gato Negro”. En dicha obra, se narraba como unos policías resuelven un crimen gracias al maullido de un gato, pues la víctima había sido emparedada en su propia casa con el gato y los maullidos fueron escuchados los agentes. En el más sentido literal, se podía decir que allí había gato encerrado.