Esta segunda acepción se gestó a lo largo del siglo XVII, y de este modo los indígenas de referencia eran los descendientes de aquellos que primero fueran designados “Querandíes” y “Tubichaminis” o “Tubichaminies”. “Pampas” fue el rótulo colectivo, desgranado, andando el tiempo, en otros menores, más precisos, de significación esencialmente geográfica: Pampas Mendocinos; Puntanos; Cordobeses, o del Río Cuarto; Magdalenistas; Matanceros; Serranos; Carayhet (por lapsus calami Carayhel)...Esta última voz pertenece a la lengua tehuelche meridional (ver Chewülche), Kaddai-ütr “españolados”, debido a su cercanía a Buenos Aires. (Algunos piensan que el nombre se originó en aquel propio del conquistador Juan de Garay, de gran prestigio, a través del guaraní karaí, que pasó al tehuelche septentrional Kaddai. “Señor (blanco)”.)
En cuanto a “Serranos”, la referencia inmediata es a las Sierras de Tandil y Ventana, pero –por extensión, y dadas las conexiones que se establecían entre los indígenas, de idéntica etnia, de las sierras bonaerenses y el área subandina, a veces se designaba así a los indígenas neuquinos (Tehuelches Septentrionales).
Puede aceptarse que a apartir de la segunda mitad del siglo XVII todos estos grupos indígenas reunidos por el falso rótulo gentilicio de “ Pampas”, iban siendo más o menos profundamente tehuelchizados. Correlacionadamente, que la lengua “general” para fines de ese siglo era la de este pueblo (Günün a iajüch), denominada “Caguané” en el Diario del descubridor Gerónimo Luis de Cabrera, en 1624.
Pero...para la misma época, avanzaba, portado por los Aucas la otra, occidental: la araucana o mapuche, destinada a la larga a imponerse y reemplazar a la anterior. [Los primeros topónimos araucanos o mapuche(s) en Buenos Aires datan de los inicios del siglo XVIII.]
De todas maneras, cabe aceptar la posibilidad de una diferenciación regional de la vieja lengua Günün a iájüch, y de hecho algún lingüista de la Orden Jesuítica distinguió una “lengua” diferente, aunque muy afín (¿simple dialecto?) de ella beneficiada por los Pampas más cercanos a la ciudad de Buenos Aires. Si se tienen en cuenta el sustrato diferencial (los “Pampas Magdalenistas” y “Matanceros” podrían tener origen, respectivamente en Querandíes y Mbeguaes o Tubichaminíes) y el lapso temporal –de no menos de un siglo-, es perfectamente posible.
Cabe agregar que, según consignara el hacendado bonaerense y viajero patagónico George Claraz, para 1865 quedaban todavía familias (de abolengo) hablantes de la lengua tehuelche septentrional (él usa la expresión Günün a Künna –deformada- para referirse a la etnia) entre los indígenas Serranos Bonaerenses. (Y, cabe agregar, surneuquinos.)
De semejante modo, los Tehuelches Septentrionales patagónicos –ancestrales-, es decir de al Sur de la línea del Limay-Negro, beneficiaron (por extensión) idéntico nombre de “Pampas”, y ello...hasta el final. Así se designaban a sí mismos, hablando en castellano o en araucano, los últimos representantes de ese pueblo supervivientes en el corazón de la provincia del Chubut hasta inicios de la segunda mitad del siglo XX. Para referirse a su pueblo, decían “Pampa(s)”, a secas, o “Pampero(s)”, y a la lengua, lo propio, “lengua pampa”; en araucano: pampá zungún.
Estos indígenas patagónicos llamaron Lelfün-Che, “Gente de la(s) Pampa(s)”, en lengua araucana o mapuche, a sus parientes bonaerenses –voz que debió tener su equivalente tehuelche, no registrado (idealmente Chámül a Künna)-; y en tehuelche septentrional, Gahna a Künna “Gente del Este”, nombre traducido Puel-Che en araucano (y utilizado por los cronistas para referirse expresamente a los “Serranos”); en araucano de nuevo, sí que derivado del tehuelche: Kalel-Che, a estos mismos “Serranos”. Kalel, aplicado a “rocas duras” (granitos, pórfidos, gneisses...) deriva del tehuelche septentrional Káhlel. (No se ha recogido la denominación equivalente en esta lengua, idealmente Kahlel a Künna, cuño presunto de la otra.)