Es muy habitual utilizar la expresión ‘sacar a alguien de quicio’ para referirse al hecho de hacer perder la paciencia a alguien, irritarla, encolerizarla, hacer que se enfade y/o sacarla de sus casillas…
El quicio es el punto de apoyo sobre el que se mueve y gira la puerta o ventana y cuando estas se sacan o salen del quicio se caen.
De ahí que sacar de quicio algo esté relacionado con sacarlo de su natural curso o estado y en general, algo fuera de quicio, es algo que está fuera de su estado o ubicación habitual.
Por lo tanto podemos concluir que cualquier elemento que nos saque de nuestra posición o estado natural (a la puerta de su quicio correspondiente o a la ficha de su casilla) es algo que produce una sensación de desubicación con el consiguiente sentimiento de enfado e irritación.