ERES UN BUEN CAPITAN.
El mar estaba muy picado hacía varios días. La visibilidad era muy precaria. El capitán del enorme acorazado recomendó a su tripulación permanecer alerta. - Por favor informe inmediatamente cualquier novedad. -ordenó con seguridad el capitán a su segundo-. Tan pronto oscureció uno de los marinos anunció:
- Atención, una luz está brillando hacia el norte. - ¿Se está moviendo o está quieta? -preguntó el capitán. - ¡Se está moviendo! -respondió el segundo.
El capitán llamó al encargado de las señales y le dijo:
- Avísele a esa embarcación que si sigue en esa dirección está en grave riesgo de estrellarse contra nosotros. Aconséjele que vire 20 grados hacia el este.
Como no hubo respuesta y la luz seguía acercándose el capitán decidió encargarse personalmente de la situación. - Atención, atención. Habla el capitán de este gran acorazado. Le advertimos una vez más, cambie de curso o nos estrellaremos contra ustedes. - Háganlo ahora. -insistió el capitán con firmeza-. Entonces una voz tranquila y segura le respondió:
- Aquí habla el marinero Pérez. Acorazado, cambie usted su rumbo 20 grados hacia el este.
Al oír esto el capitán, ya salido de casillas y casi gritando, dijo: - Por última vez marinero. Este es un barco de guerra, vire inmediatamente 20 grados hacia el este. Y la respuesta que recibió fue:
- Yo soy el faro. Usted es el que debe cambiar de curso.
A veces queremos que los demás cambien y hasta los amenazamos con estrellarnos. Es más fácil que tú cambies. Tú diriges tu barco. Ve a donde tú quieras y como todo buen capitán, sé flexible en la forma de construir los caminos. Escucha lo que los demás tengan que decir. Te puedes evitar una colisión.
Carlos Devis
© Fondo Luz Marina R 2009
|