¿Qué haces cuando escuchas una sinfonía? Escuchas cada nota, te deleitas en ella y la dejas pasar, sin buscar la permanencia de ninguna de ellas, pues en su discurrir está la armonía, siempre renovada y siempre fresca.
En el amor, es igual. En cuanto te agarras a la permanencia, destruyes toda la belleza del amor. No hay pareja ni amistad que esté tan segura como la que se mantiene libre.
El apego mutuo, el control, las promesas y el deseo te conducen inexorablemente a los conflictos y al sufrimiento y, de ahí, a corto o largo plazo, a la ruptura. Porque los lazos que se basan en los deseos son muy frágiles.
Sólo es eterno lo que se basa en un amor libre. Los deseos te hacen siempre vulnerable.
Anthony de Mello
|