Paloma Muerta
Pensando en nada, sin saludarse, corre la gente por la vereda; no se da cuenta que una paloma quebró sus alas y quedó muerta.
Nadie se para, nadie pregunta: ¿qué le ha pasado?, ¿por qué está quieta? ¿será por hambre?, ¿será por frío? ¿adónde ibas, Paloma Muerta?
Pasan las horas y pasa un hombre que no ve el manojo de plumas tiesas y riendo pasan las dos señoras que indiferentes, nada comentan.
El viento arrastra por las baldosas el ruido gris de las hojas secas; el cielo claro de la mañana no tiene tiempo para las penas.
Pobre inocente, qué desdichada, quedaste sola, nadie se acerca; tantas palomas pasan volando que es imposible notar tu ausencia.
Nada en el mundo habrá cambiado: la gente, el viento, las hojas secas. A quién le importa la tonta historia de una paloma... y encima, muerta.
Horacio Vero
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