Uno de los mejores regalos que nos hace la vida son los amigos.
Los encontrás donde quieras que estés.
Pero no todos nuestros amigos son iguales, hay unos muy particulares...
Estos amigos especiales que nunca se han mirado a los ojos, que carecen del abrazo apretado, de una palmada en el hombro se han encontrado sin duda en un plano donde los intereses no existen, donde no hay compromiso alguno más que el de la propia voluntad.
Se encuentran a diario porque realmente lo desean, se buscan desesperados porque necesitan saber uno del otro.
Se apoyan, se ayudan, se consuelan.
Conocen del otro tanto como de sí mismos:
sus gustos, sus sentimientos, sus actividades diarias, sus entornos, sus familias, todo lo que tienen y lo que es mejor y por lo general no tan expuesto, conocen sus sueños más profundos.
Estos amigos que tal vez jamás se encuentren ni siquiera a tomar un café, se quieren y hacen de la amistad un culto.