Aprende a relajarte en segundos
Para hacer este ejercicio, puedes grabarlo en una cinta magnetofónica
o pedirle a algún amigo o familiar que te lo lea despacio. Lo ideal es
que lo hagas una vez al día, pero puedes hacerlo hasta dos y tres
veces al día, por la mañana, al mediodía y a la noche Utiliza una
música tranquila de 10Herzios como acompañamiento de fondo.
Imagina un paisaje al atardecer, con el sol emanando una suave luz.
Cierra los ojos para imaginarte esta escena mentalmente. Cierra los
ojos. Imagina el sol que se pone y desaparece lentamente, dejando
visibles sólo unos pequeños rayos.
Imagina ahora que allí donde confluyen las líneas del horizonte
aparece un puntito, un pequeño punto luminoso. Puedes verlo. Puedes
imaginarlo. No importa que no sea nítido. Lo que importa es que te lo
imagines.
Este punto luminoso, lentamente, muy lentamente, se separa de la
imagen que has creado en tu mente, que has creado con los ojos de tu
mente.
Este pequeño punto se separa lentamente y se aproxima cada vez más a
ti. A medida que el puntito se acerca se va volviendo más y más
luminoso. Más y más luminoso. Al acercarse, se vuelve cada vez más
grande, cada vez más luminoso y más grande. Y se acerca poco a poco a
tu frente.
A medida que se acerca, te sientes cada vez más tranquilo y relajado.
En cuanto el puntito toque tu frente, te sentirás muy tranquilo y muy
relajado. Profundamente relajado.
Estas cada vez más tranquilo y relajado. El puntito toca tu frente.
Estas tranquilo, profundamente relajado a nivel físico. El puntito
atraviesa tu frente. Siente cómo se relaja el cuero cabelludo. Siente
cómo, poco a poco, se relaja la piel de la cara.
La relajación llega al interior de tu cabeza. Esta parte de tu cabeza
se encuentra en un profundo estado de relajación. En el interior de tu
cabeza, el puntito se vuelve cada vez más luminoso y se extiende más
allá de la cabeza, llega al cuello, que se siente cada vez más
relajado. Lo sientes más y más relajado. Sientes relajado el cuello y
la garganta.
Lentamente, el pequeño punto luminoso se extiende por todo tu cuerpo y
tu te sientes cada vez más tranquilo. Tu cuerpo se relaja cada vez
más.
La luminosidad entra en tus hombros y tu los sientes completamente
relajados. La luminosidad se extiende ahora por el tórax, los brazos,
las manos, y tu los sientes profundamente relajados. Estas partes de
tu cuerpo entran en un nivel mucho más profundo de relajación y la
luminosidad entra en la parte superior del tórax y en la parte
inferior hasta llegar al abdomen. Todos los músculos del tórax y del
abdomen se relajan profundamente. Todos los órganos internos y
externos experimentan un profundo bienestar. Relaja bien la cintura.
Consigue que esta parte de tu cuerpo llegue a un estado de relajación
cada vez más profundo, más y más profundo cada vez.
La luminosidad entra en el estómago, en los intestinos, en el hígado,
en los riñones. Cada vez estas más tranquilo y relajado.
Relaja ahora los músculos y los tendones de tus piernas, relaja los
ligamentos. Siente cómo se disuelve la tensión de los huesos de tus
piernas y se relajan cada vez más.
La luminosidad llega a tus pies y te sientes completamente relajado.
Este es tu nivel de relajación física.
Imagina ahora que el punto de luz crea alrededor tuya un círculo, un
gran círculo que se proyecta delante de ti y se transforma en un gran
lago. Este círculo, que ahora es una gran lago, es
la base de tu relajación mental. En este gran lago se forman olas
bastante altas que rompen sobre la orilla.
Concentra tu atención en estas olas, que hace un momento eran blancas,
porque giraban sobre sí mismas al llegar a la orilla, mientras que
ahora se convierten en pequeñas ondas que, lentamente, muy lentamente,
se acercan a la orilla y la acarician.
A medida que las olas se vuelven cada vez más pequeñas y tu mente se
concentra solamente en este detalle, estás alcanzando la relajación
mental.
Concentra tu atención en las ondas y haz que sean cada vez más
pequeñas, hasta que no haya casi movimiento ni sonido en el agua.
El lago se está convirtiendo en una superficie lisa, perfectamente
quieta. El agua acaricia por última vez la orilla y todo está
perfectamente quieto.
Detén aquí tu mente, en este estado de inmovilidad. Haz que todo se
quede quieto., inmóvil. Ya no existe el tiempo.
Junta tus dedos pulgar, índice y corazón de tu mano derecha y
mantenlos así unidos hasta el final de la relajación. Esto te servirá
en el futuro como un anclaje de tranquilidad, de relajación.
Deja que tu mente permanezca un poco más en este estado.
Ahora el lago vuelve a convertirse en un círculo enorme. Puedes ver y
oír los rayos que salen del interior del círculo. Sigues perfectamente
relajado. Tu cuerpo y tu mente se encuentran en un estado perfecto de
bienestar.
Voy a quedarme en silencio durante un rato. Cuando lo haga, busca un
sitio mental ideal con tu imaginación, en el que puedas encontrarte
completamente tranquilo, relajado y feliz.
Vas a salir ahora de la relajación. La luz que está ahora en tus pies,
comienza a subir hacia arriba y vas tomando conciencia de cada una de
las partes de tu cuerpo por donde pasa: piernas, abdomen, tronco,
cuello, cabeza, frente.
El puntito sale de tu frente y se dirige hacia el paisaje inicial, que
ahora es un precioso amanecer.
Estas perfectamente relajado. Puedes abrir tus ojos cuando quieras.
Tomado de el libro: Stop a la ansiedad sin pastillas.