La vida consta de un cruce de destinos a partir de los cuáles se forma el nuestro propio. Es como una autopista llena de coches que por unos momentos del trayecto van siguiendose uno a otro o en paralelo, pero que llega un momento que cada uno toma un camino diferente.
Así es la vida con toda la gente de alrededor, es muy dificil encontrar alguien que siga nuestro camino hasta el final del todo, como mucho tu pareja. También me aventuraria a decir que hay al igual que posibles "parejas perfectas" que yo creo que por las características de cada uno puede haber sueltas por el mundo más de una media naranja, ya que normalmente se tienen varias parejas y se suele encajar con ellas hasta cierto punto. Pues al igual que varias parejas perfectas, hay una inmensidad más de "amigos perfectos", algunos se cruzarán en nuestro camino y otros no.
Yo he tenido suerte de encontrar muchos amigos en mi camino, hasta el punto de perfectos no sé si lo serían, pero algunos si rozan la perfección, como amigos, porque como personas nadie somos perfectos claro.
A veces he creido que algunos amigos recorrerían gran parte del camino de la vida junto a mi, siempre lo comentábamos "tu y yo seguiremos siendo amigos ancianitos pese a la distancia", pero luego viene algo que separa esos caminos, cada uno en una dirección, y a veces que se corta la carretera de repente.
Eso es lo peor cuando vas por tu carretera y ves que la del coche de al lado, que va casi en paralelo de ti, aunque cada vez a algo más de distancia ves que se va al precipicio, sin remedio y en parte buscado.
Te sientes impotente en tu carretera pues no puedes salirte de ella sino quieres tener otro accidente claro, intentas gritarle ¡que la carretera se acaba! ¡toma el desvío! Pero no, el coche sigue hacia adelante, sin rumbo, todo recto y sin remedio a ese precipicio.
Yo me he llegado a quedar afónica de tanto gritar avisando a ese coche de su mal rumbo, tanto que llegué a caer desfallecida y casi pierdo el control del mío por momentos. Por suerte tome el rumbo del mío propio, pero me vi impotente de no poder hacer nada por el otro accidentado.
A día de hoy ese coche sigue su rumbo hacia el precipicio y a gran velocidad, y yo tengo las manos atadas, depende de que una rayita no se vuelva plana por completo.
Sólo espero que un desvío aunque sea por carretera secundaria le desvíe del final del precipicio.