Las tres rejas.
El joven discípulo de un sabio filósofo
llega a casa de éste y le dice:
-Oye, maestro, un amigo tuyo estuvo
hablando de ti con malevolencia...
-¡Espera! -lo interrumpe el filósofo-
. ¿Ya has hecho pasar por las tres rejas
lo que vas a contarme?
-¿Las tres rejas?
-Sí. La primera es la verdad.
¿Estás seguro de que lo que quieres decirme
es absolutamente cierto?
-No. Lo oí comentar a unos vecinos.
-Al menos lo habrás hecho pasar por la segunda reja,
que es la bondad. Eso que deseas decirme,
¿es bueno para alguien?
-No, en realidad no. Al contrario...
-¡Ah, vaya! La última reja es la necesidad.
¿Es necesario hacerme saber eso que tanto te inquieta?
-A decir verdad, no.
-Entonces -dijo el sabio sonriendo-,
si no es verdadero, ni bueno, ni necesario,
enterrémoslo en el olvido.
Autor: Sócrates.
Si nos hiciéramos estas tres preguntas antes
de escuchar lo que dicen de nosotros, cuantas
penas y preocupaciones colgadas del misterio
de la envidia, el odio, o simplemente del
objetivo de hablar de algo aunque no sea cierto,
nos evitaríamos. Caminar la ruta de la verdad
y la bondad es hacerlo por senderos de selvas
de malas intenciones. Basta con apartar las
ramas que lastiman y tratar de ver los rayos
de sol que se filtran entre esas plantas y que
muestran que al fin llegaremos a esa luz
que muestra la paz del alma.
“Nadie puede hacer el bien en un espacio
de su vida, mientras hace daño en otro.
La vida es un todo indivisible.”
Mahatma Gandhi.
“Como todos los soñadores, confundí el
desencanto con la verdad.”
Jean Paul Sartre.
“Los hombres están siempre dispuestos a
curiosear y averiguar sobre las vidas ajenas,
pero les da pereza conocerse a sí mismos
y corregir su propia vida.”
San Agustín.
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