¡Bienvenidos. Hermanos y hermanas en Cristo Jesús!
“El Señor este con Uds.”.Nos hemos reunido para leer la Palabra y alimentarnos de Cristo Resucitado que fortalece nuestra vida y nos compromete a vivir y a llevar una vida Espiritual llena de amor y paz.
Con alegría leamos la palabra.
“Habla Señor, qué tu siervo escucha”.
Señor, creo en las Sagradas Escrituras que voy a leer,se que contiene Tu Santa Palabra.Haz que la escuche con todo respeto y amor.Ilumina mi mente para que por medio de ella yo conozca Tu Santa voluntad, y mueve mi corazón para que yo cumpla con fidelidad lo que Tú quieres de mí.Espíritu Santo, ilumina con Tu luz mi cabeza y enciende mi corazón para que la palabra de Dios pueda entrar y quedarse siempre en mí, para conocer por medio de Tu Palabra, Tu Divina voluntad, lo que puedo y debo lo, que debo y puedo modificar,y que no depende de mi cambiar, como debo conducirme en los acontecimientos de la vida.Señor, aquí tienes mi corazón abierto, dispuesto a Escuchar Tu Palabra con corazón sencillo y con la voluntad decidida para obedecerle...En TI esta la Luz y la salvación.Amen, y Amen
Primera lectura
Hechos 20,28-38
En aquellos días, decía Pablo a los presbíteros de la Iglesia de Éfeso: "Tened cuidado de vosotros y del rebaño que el Espíritu Santo os ha encargado guardar, como pastores de la Iglesia de Dios, que él adquirió con su propia sangre. Ya sé que, cuando os deje, se meterán entre vosotros lobos feroces, que no tendrán piedad del rebaño. Incluso algunos de vosotros deformarán la doctrina y arrastrarán a los discípulos. Por eso, estad alerta: acordaos que durante tres años, de día y de noche, no he cesado de aconsejar con lágrimas en los ojos a cada uno en particular. Ahora os dejo en manos de Dios y de su palabra de gracia, que tiene poder para construiros y daros parte en la herencia de los santos. A nadie le he pedido dinero, oro ni ropa. Bien sabéis que estas manos han ganado lo necesario para mí y mis compañeros. Siempre os he enseñado que es nuestro deber trabajar para socorrer a los necesitados, acordándonos de las palabras del Señor Jesús: "Hay más dicha en dar que en recibir.""
Cuando terminó de hablar, se pusieron todos de rodillas, y rezó. Se echaron a llorar y, abrazando a Pablo, lo besaban; lo que más pena les daba era lo que había dicho, que no volverían a verlo. Y lo acompañaron hasta el barco. Palabra de Dios.
Meditación
Os dejo en manos de Dios, que tiene poder para construiros y daros parte en la herencia
La última recomendación de Pablo para la comunidad de Éfeso, sería: "Los encomiendo a Dios y a su Palabra salvadora, LA CUAL TIENE FUERZA para que todos los consagrados a Dios crezcan en el espíritu y alcancen la herencia prometida". Pablo sabe bien que nuestra fuerza, como ya lo había dicho el Señor, no está en nuestros razonamientos, sino en su Palabra, la cual es "viva y eficaz". Es, pues, necesario mis amados hermanos, que si realmente queremos crecer en el Espíritu y alcanzar la estatura de Cristo, nos demos tiempo para la lectura de la Sagrada Escritura, en ella está la fuerza (dínamis) que construye una nueva sociedad, una sociedad no regida por los criterios humanos, sino por la caridad del Espíritu. En la Sagrada Escritura encontrarás los criterios con los que se debe guiar la vida del Cristiano, consejos para los amigos, instrucción para los hijos, consuelo para los afligidos, y sobre todo la feliz noticia, que se repite a cada momento: Dios te ama, te ha amado y te amará siempre.
La historia de la salvación es obra del Espíritu, y Lucas lo había subrayado ya en su evangelio. Concebido por obra del Espíritu, Jesús era el único que podía actuar con el poder del Espíritu. Al describir el dinamismo de la Iglesia, los Hechos dan testimonio, a su vez, de la fuerza del Soplo de Dios.
Así pues, la lectura de los Hechos, particularmente en el tiempo de Pascua, nos propone una verdadera teología de la Iglesia. Se trata menos de asombrarse ante los milagros, o de seguir el rastro de los apóstoles, que de percibir por todas partes la obra del Espíritu. El es el protagonista de la Iglesia. El, que resucitó a Jesús devolviendo la vida a su cuerpo, continúa ahora "suscitando" a la Iglesia por medio de la palabra y los hechos de los apóstoles. Y ésta es una lección para nosotros. No es posible leer los Hechos sin sentirse incitado a trabajar fielmente por una Iglesia cada vez más joven.
Salmo 67:
Reyes de la tierra, cantad a Dios.
Oh Dios, despliega tu poder, tu poder, oh Dios, que actúa en favor nuestro. A tu templo de Jerusalén traigan los reyes su tributo.
Reyes de la tierra, cantad a Dios, tocad para el Señor, que avanza por los cielos, los cielos antiquísimos, que lanza su voz, su voz poderosa: "Reconoced el poder de Dios."
Sobre Israel resplandece su majestad, y su poder, sobre las nubes. ¡Dios sea bendito!
El Evangelio de hoy
Juan 17,11b-19
En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, oró, diciendo: "Padre santo, guárdalos en tu nombre, a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo guardaba en tu nombre a los que me diste, y los custodiaba, y ninguno se perdió, sino el hijo de la perdición, para que se cumpliera la Escritura.
Ahora voy a ti, y digo esto en el mundo para que ellos mismos tengan mi alegría cumplida. Yo les he dado tu palabra, y el mundo los ha odiado porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los retires del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Conságralos en la verdad; tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así los envío yo también al mundo. Y por ellos me consagro yo, para que también se consagren ellos en la verdad."
Palabra de Dios.
Reflexión
Que sean uno, como nosotros
"Los hombres tienen con frecuencia bastante religión para sentirse enemigos de los que tienen otra; y muy pocas veces tienen la religión necesaria para amarse los unos a los otros".
El discípulo que de verdad quiere asumir con radicalidad el proyecto de Jesús es odiado, calumniado, perseguido por los que ostentan el poder y dominan a los demás, por los que no quieren el cambio para el bienestar de todos. “El mundo los odió”. Los que viven constantemente apartados de la verdad proclamada por Cristo, odian todo proyecto de vida y, por tanto, odian a los que lo llevan a cabo. En este pasaje Jesús anuncia su pronta partida a la presencia de su Padre: “Ahora voy hacia ti”. Pero no nos deja abandonados, sino que nos deja sus enseñanzas y el gozo de ser parte de su proyecto de vida: El Reino. Ya no somos del mundo, así como él no fue del mundo. Pero la petición del Señor es explícita: “No te pido que los saques del mundo” (v. 15), pero sí que nos libre de todo mal. La verdad nos consagra al Señor y somos consagrados por la verdad, y esa verdad es la Palabra de Dios que debemos proclamar. Que el Señor nos mantenga siempre en la verdad y nos haga partícipes de su Reino.
Dios ha hecho un don a la humanidad: Jesús lo recuerda en su plegaria, que, alabando a Dios por esta maravilla, se prolonga en epíclesis: ¡que Dios no retire nunca ese don, aun a pesar de la muerte de su Hijo! Que la gloria de Dios sea de ahora en adelante el dinamismo del nuevo mundo. Con otras palabras; la esperanza del cristiano no está ya centrada en una vida justa, como sucede en las religiones y los mitos; se centra en una vida eterna, y esta, porque es eterna, está ya entre nosotros.
El pensamiento de Juan aparece claramente: Cristo ha venido a injertar la gloria divina en su vida humana hasta su muerte. Esta (la hora) se convierte así en el lugar privilegiado de su glorificación. La gloria que El debía a su filiación divina la debe ahora a su oblación sacerdotal; pero toda la humanidad participa en ella y saca de ella las razones que la convertirán en un mundo nuevo en el que Dios y su gloria serán todo en todos.
La Eucaristía de la Iglesia no hace más que reproducir las actitudes del Señor: acción de gracias por la maravillosa comunicación de la gloria del Padre a los hombres, anámnesis de esta comunicación en la Pascua misma de Cristo, epíclesis para pedir que esta glorificación del hombre continúe incesantemente.
Jesús comienza su oración al Padre declarando que ha llegado "la hora" tan deseada, a la que tantas veces se ha referido en su vida (7, 30; 8, 20; 12, 23; 13s.) Se trata de la hora de su testimonio y de su muerte, del cumplimiento de toda la voluntad del Padre y de la salvación de los hombres. Su primera petición es para que el Padre convierta esta hora en la hora de su glorificación, pues la gloria del Hijo está unida a la glorificación del Padre (cf 11, 4; 13, 31).
La glorificación que desea Jesús no es más que la consecuencia lógica del poder que ha recibido "sobre toda carne" (es decir, sobre todos los hombres), al ser distinguido con la vocación mesiánica, Jesús ejerce este poder salvando a los hombres y dando la vida eterna a cuantos creen en él. Esta es su gloria y la del Padre.
Pero la salvación de los hombres y la vida eterna consisten precisamente en el reconocimiento de Dios y la aceptación de su enviado, Jesucristo. No es probable que Jesús se llamara a si mismo "Jesucristo".
Cuando Juan escribe su evangelio, el nombre de "Jesucristo" era usual entre los cristianos; seguramente es Juan el que lo introduce en el texto.
El "hijo del hombre", esto es, el mismo Hijo de Dios hecho hombre, pide al Padre que se revele toda la gloria de la divinidad en su naturaleza humana, después de haber cumplido la obra que le encomendara (Cf. Lc 24, 26; Fil 2, 9-11).
Jesús dice de qué manera ha cumplido su obra en los discípulos y hace la presentación de éstos al Padre, de quien él los ha recibido (cf. 6, 37 y 44s.; 8, 47; 10, 2). Jesús ha llamado a estos discípulos y los ha sacado de un mundo incrédulo (cf. 1, 10), los ha elegido (cf. 15, 19) y les ha manifestado el nombre del Padre: quién es Dios y cómo quiere ser Dios para los hombres.
Les ha revelado el nombre del Padre en todas sus palabras y en todas sus obras, y el mismo Padre invisible se ha manifestado en el rostro de Jesús (12, 44s.; 14, 9). Y los discípulos han recibido la revelación de Dios por Jesús y en Jesús, han creído en Dios y en su enviado y permanecen en la fe.
Y hecha la presentación de los discípulos al Padre Jesús intercede expresamente por ellos en su oración. No va a pedir por el mundo incrédulo, sino por los que han creído. Jesús apoya su petición en tres puntos: los discípulos son también del Padre, pues de él los ha recibido: ellos le han aceptado como enviado del Padre, y ahora van a quedarse solos en el mundo sin su presencia. Por eso los encomienda a la solicitud del Padre.
Señor, quiero llenarme de la fuerza de tu Palabra, quiero experimentar en mí la fuerza sanadora y restauradora que tiene para cada momento y situación de mi vida, quiero estar siempre impregnado de ella. Sin embargo, no solo quisiera llenarme yo de ella, sino poder contribuir para que otros la conozcan y que vivan en ella; por eso te pido la gracia y la inteligencia para poder poner en mi entorno los principios de tu mensaje de amor, de justicia y de paz; que esto produzca un nuevo ambiente y ánimo en las personas a mi alrededor.
Señor Jesús, yo confieso que he pecado contra Ti, por favor perdóname por haber andado en mi propio egoísmo y limpiadme. Yo te recibo como mi Señor y Salvador. Yo creo que Tú eres el Hijo de Dios, quién vino a la tierra, murió en la cruz, derramo su Sangre por mis pecados, y se levanto de los muertos. Dame tu fuerza, Señor. Ayúdame a vivir mi vida de forma que te agrade. Gracias por abrir el camino para yo poder orar a Dios el Padre, en tu nombre. Yo me regocijo en tu promesa, de que viviré contigo toda la eternidad en el cielo.Señor bendice nuestra casita y a todos sus integrantes de este bello grupo familiar y de amistad, que en sus corazones brille la paz, también en cada uno de sus familias, que todos gocen de buena salud, al igual que sus familiares. Que no exista los celos y la envidia, porque todo esta hecho con dedicación amor y trabajo. Te lo pedimos Padre Amado en el nombre de Tu Hijo Jesucristo. Alabado seas Señor, Bendito sea tu Santo Nombre Señor.
Amén y Amen
GRACIAS SEÑOR POR ESCUCHARNOS
* Te agradecería compartieras con tus amistades este mensaje.
Con el mayor de mis respetos. Saludos,Dios los Bendiga. *
GRACIAS POR TU AMISTAD
FELIZ DIA.
Hermes Sarmiento G
De Colombia
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