El Señor es mi Pastor
“El SEÑOR es mi pastor, nada me falta; en verdes pastos me hace descansar. Junto a tranquilas aguas me conduce; me infunde nuevas fuerzas. Me guía por sendas de justicia por amor a su nombre. Aun si voy por valles tenebrosos, no temo peligro alguno porque tú estás a mi lado; tu vara de pastor me reconforta. Dispones ante mí un banquete en presencia de mis enemigos. Has ungido con perfume mi cabeza; has llenado mi copa a rebosar. La bondad y el amor me seguirán todos los días de mi vida; y en la casa del SEÑOR habitaré para siempre. “
Salmos 23
Entendamos un poco a qué se refería David cuando decía “El Señor es mi Pastor, nada me faltará”. En los tiempos bíblicos un Pastor de ovejas inspeccionaba las áreas de descanso y pastos para su rebaño antes de llevarlas ahí. Por lo qué no les llevaría ahí a menos que fuera un lugar seguro. El Pastor tenía su vara con la que defendía a las ovejas de los animales salvajes poniendo en riesgo su propia vida. Las ovejas le seguían pues en él confiaban.
Además ungía sus cabezas con aceite, te preguntarás ¿para qué hacia esto?, y te lo voy a decir. En la región dónde David pastoreaba existía una mosca que ponía huevecillos en las narices y orejas de las ovejas. Después unas larvas entraban a su cerebro, causando literalmente que ellas se volvieran locas, y por la desesperación azotaban sus cabezas contra rocas o árboles para detener la desesperación hasta quitarse la vida. Y al ungirles con aceite se evitaba que las moscas depositaran en ellas sus huevecillos. Hasta en el más mínimo detalle las ovejas eran confortadas por su Pastor.
Si nosotros aseguramos que Dios es nuestro Pastor, entonces ¿de qué habríamos de angustiarnos si él ha prometido que se encargará de todo?
Si el Señor es nuestro Pastor por qué angustiarnos cuando nos lleva a nuevos lugares, siendo que él cómo Pastor ya estuvo previamente en ese lugar y se cercioró de que no existen peligros. Por qué angustiarnos cuando al igual que un Pastor nuestro Señor tiene una vara con la que nos defiende de nuestros angustiadores. Esa vara es la autoridad que nos ha delegado, y que se ejercita con comunión, oración y ayuno. Hay una vara llena de poder en ti para ahuyentar a tus enemigos, solo tienes que empezar a usarla.
Tal vez la mosca que pone huevecillos en las ovejas no es un problema para nosotros. Pero qué hay de el enemigo que bombardea nuestra mente con mentiras, y si se lo permitimos perdemos la cabeza. Para ese merodeador también existe un aceite que le ahuyenta. Nuestro Pastor también ha aderezado nuestra cabeza con el poder del espíritu santo para ahuyentar los pensamientos negativos y evitar que hagan nido en nuestra cabeza.
Cada vez que esa mosca intente depositar sus huevecillos de maldad en tu cabeza; en vez de azotar tu cabeza contra la pared tratando de saber cómo Dios resolverá tu asunto, o de perder tu vida preocupándote, mejor activa la unción que hay en ti y declárale a la mosca que sobre ti no tiene autoridad. Has esto en el nombre de tu Pastor Jesús, y la mosca desaparecerá.
Jesús es el buen Pastor y estuvo dispuesto a dar su vida por sus ovejas. Para qué en él nos reconfortemos en todo momento. Él ha dado todo por nosotros, y estoy seguro que eso es una realidad hoy en tu vida. ¿Cómo no honrarle y confiar en él y las veredas por las cuales te lleva?, si tantas veces te ha probado qué el es el buen Pastor.
Lejos de vivir angustiados, nosotros que hemos sido justificados por Jesús deberíamos vivir confiados cómo el león. Un hijo/a de Dios debe dormir y vivir en paz, pues nuestra paz no depende de las situaciones, sino del Pastor que nos guarda.
El día de hoy te invito a que confíes en tu buen Pastor, y en verdad nada te faltará.
“Encomienda a Jehová tu camino, y confía en El; y El hará”
Salmos 37:5
Hermes Sarmiento G
De Colombia
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