1.- Una puerta puede ser un signo de acceso y acogida, puede ser signo de rechazo, separación, clausura.
2.- A una puerta se llama siempre desde fuera, pero sólo se abre desde dentro... salvo que se haya entregado libremente la llave para abrir desde fuera.
3.- Una puerta para abrirse gratamente, sin violencia ni temores, debe abrir desde dentro... sólo en la guerra las puertas se violentan, sólo en el temor aparentan abrirse.
4-. Hay puertas cerradas protegidas en exceso, decididas a custodiarlo todo... a cualquier precio. Sus cerraduras y sus ansiedades son inflexibles.
5.- Hay puertas tapiadas, que de pronto cortaron lazos, limitaron para siempre el encuentro. Por más que se les llame y golpée no serán capaces de romper la dura barrera de concreto que se impusieron (o que les impusieron).
6.- Hay puertas orgullosas, opulentas, muy decoradas, preocupadas de su exterioridad y de mostrar la grandeza que poseen o creen poseer.
7.- Hay puertas simples, que ofrecen una pequeña entrada, sin maquillajes, abiertos mundos para descubrir en lo sencillo la belleza y la armonía.
8.- Hay puertas oscuras que todo lo ocultan, que se oponen a toda posible mirada. No se arriesgan a conocer ni a que las conozcan.
9.- Hay puertas plenamente abiertas, que no ocultan ni resguardan, que ofrecen caminos novedosos y abiertos al encuentro.
10.- Hay puertas soñadoras que seducen con altas expectativas, sin saber si podrán responder a ellas.
11.- Hay puertas autoritarias, inflexibles, reinas del cumplimiento y la norma, que viven el resguardo de verdades dogmatizadas.
12.- Hay puertas de vaivén, que se abren hacia donde las tiren, no direccionan la entrada, son acomodaticias, han renunciado a una dirección, al riesgo de una opción y de una decisión.
13.- Hay puertas eficientes, que abren y cierran perfectamente, que evitan la entrada del polvo y del viento, que no hacen ruido, pero que logran resultados cada vez mejores.
14.- Hay puertas comunitarias, que sirven a todo un grupo humano, que facilitan el acceso a mundos variados y acogedores.
15.- Hay puertas que cargan la sabiduría de los años, la calma que evita carreras sin sentido, que invitan a traspasarlas para vivir el tiempo del discipulado, del que al aprender mira, se admira y se maravilla.
16.- Hay puertas que acogen las diferencias, que permiten descubrir y trabajar proyectos comunes.
La pregunta que nos queda por responder después de esta lectura es:
¿Qué clase de puerta somos?...
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