En un edificio, a un soltero le costaba conciliar el sueño todas las noches: su vecina de al lado, una joven y atractiva viuda, gemía y gritaba de manera más que sugerente. Una noche no pudo más, hizo un hueco en la pared y la espió. Y descubrió con horror que la mujer -antes de enterrarlo- había cortado el pene de su marido, lo había fijado a la pared y hacía el amor con él.
Excitado por el morbo de la situación, el vecino hizo otro hueco en el sitio donde estaba el miembro embalsamado e introdujo el suyo en su lugar. Y así fue como se dispuso a aguardar la llegada de la apasionada vecina.
Al rato, la mujer entra en el departamento, va a la cocina, toma una afilada cuchilla y, al acercarse a la pared, dice en su delirio: - Mi amor: nos mudamos....
|