Orden divino
El orden divino se establece en mí y en mi vida.
Al pensar en el orden, me maravillo en la naturaleza. Los árboles desnudos del invierno siguen su patrón interno para convertirse en un follaje verde en la primavera. Las aves siguen su brújula interna para hacer su migración anual. El sol sale cada mañana en el este y se pone en el oeste.
Soy parte del orden de la vida y estoy inmerso en él. Mi respiración es ordenada y rítmica, como lo es el latido de mi corazón; ninguno de los dos requiere mi control ni dirección. Descanso en el fluir del orden divino y permito que Dios se exprese en mí y por medio de mí, guiando mi desenvolvimiento. Con cada día, el orden divino se manifiesta en todo lo que pienso, digo y hago; y siento gratitud.
Hizo la luna para los tiempos; el sol conoce su ocaso.--Salmo 104:19