Hay muchas opiniones sobre ese que se llama "ausencia".
Para unos, ausencia quiere decir olvido...
Para otros ausencia significa algo que profundiza el amor.
Pero la verdad, (creo a mi manera de ver) es que,
sea cual fuere la manera como miremos esta palabrita,
la ausencia tiene sus peligros y grandes.
Por supuesto que no voy a insistir en el peligro del olvido,
puesto que está implícito en el hecho de la separación.
No se trata de creer que el ser humano es bueno o malo por ello,
sino que el cariño es una emoción o sensación que crece dia a dia
y que se va haciéndo del diario compartir de penas, problemas y alegrias.
Esta es la base y cuando ella desaparece queda una ilusión: la del regreso.
Claro que si la ausencia se prolonga demasiado, el corazón se rebelará
contra su propio sufrimiento y, lógicamente exige un poco de alivio
para seguir esperando, que es seguir viviendo.
Hay otro peligro que surge con la ausencia, y es esa tendencia que tiene
el amor de aumentar e idealizar con la "ausencia".
Cuándo uno falta, el otro recordará los momentos que pasarón juntos,
y naturalmente los defectos van desapareciendo en la misma manera
que las virtudes aumentan en forma alarmante y peligrosa,
hasta llegar a borrarse la imagén verdadera de la persona ausente,
para sustituírsela por la de un ídolo, que es inventado como defensa
de la propia pena que nace, como es natural, ante la "ausencia".
Claro que un amor que nace o crece en la distancia, casi románticamente,
al enfrentarse ambos, es casi seguro que sobrevenga una tremanda desilusión.
Porque la verdad es, (pienso yo), que ningún ser humano, por magnífico que sea,
puede competir con el encantamiento de amar en la distancia a un ideal sin defectos...
pero también casi sin existencia física.
Y no es él ni ella quienes cambian con la ausencia,
sino la imagen que el uno tenia del otro.
Por eso creo, que la cosa peligrosa que se llama "ausencia" es,
con frecuencia, peor que el olvido mismo.