En días pasados hablaba con una amiga,
y le preguntaba por un pretendiente que tenía y
que estaba dándole vueltas. Su respuesta me sorprendió,
ya que me dijo que le gustaba mucho, pero que no estaba a su altura.
Pensé que se refería al hecho que él es más alto que ella,
pero luego me di cuenta que era otro tipo de altura.
Y por qué tenemos que desconfiar de nosotros?
O menospreciarnos a nosotros mismos?
En Colombia hay un dicho muy empleado en esos casos que reza
“cada pulpero alaba su queso”, lo cual más o menos quiere decir que
cada quien alaba lo que tiene.
(Pulpero en Colombia se refiere a comerciante de alimentos al detal,
de pulpería o bodega).
Somos lo que somos, y lo que somos debe llenarnos de orgullo.
Nadie es más que nadie ni menos que nadie.
De hecho, se ha visto que en el amor no hay diferencia de edad,
de raza, de clase social, de sexo ni de ubicación geográfica.
Subamos el autoestima y valoremos lo que tenemos,
para que los demás también puedan valorarnos.
Una vez mantuve una relación formal con una bella dama,
que siempre me parecía que “era demasiado para mi”.
Y hasta que me animé y tuve el coraje de acercármele.
A veces esas personas que creemos que están fuera de nuestro
alcance, están más a nuestro alcance de lo que creemos.
A veces se crean mitos y todos piensan que por su belleza y
personalidad deben tener miles de pretendientes,
que a la final tienen miedo de acercarse por el aura de diva o
de celebridad que pudiese tener esa persona.
No seamos cobardes, ni nos menospreciemos.
Debemos valorarnos para que nos valoren…
Luis Castellanos.