Hay una leyenda antigua acerca de un cisne y una grulla. El maravilloso cisne aterrizó a las orillas del agua donde estaba la grulla buscando caracoles.
Por unos momentos la grulla miraba al cisne con asombro y luego le preguntó: "¿Oye, y de dónde vienes?" "Vengo del cielo", contesta el cisne. "¿Y dónde está el cielo?", pregunta la grulla. "¡El cielo!", exclama el cisne. "¡El cielo! ¿Nunca haz oído del cielo?" Y el ave maravillada empieza a describir la grandeza de la eterna ciudad.
Le contó acerca de las calles de oro, y las puertas y muros hechos de piedras preciosas, el río de la vida, puro como cristal, el árbol de la vida en cuyas hojas habrá sanidad para las naciones.
En términos elocuentes el cisne intentó describir las multitudes quienes viven en el otro mundo pero sin tener el menor efecto sobre la grulla.
Al final la grulla pregunta, "¿Y habrá caracoles en el cielo?"
"¿Caracoles?", repite el cisne."¡Por su puesto que no!"
"Entonces", dice la grulla mientras continuaba buscando por sus caracoles cerca de las viscosas orillas del agua, "tu puedes quedarte con tu cielo. ¡Lo que yo quiero son caracoles!".
Así somos muchos de nosotros. Las cosas eternales son miles de veces superiores, pero no queremos dejar esos caracoles de nuestra vida.
No seas conformista, pídele, sueña, lucha, crece, cree... porque, el límite lo pones tú!!