El deseo de amar y de ser amado, el deseo de comprender y ser comprendido son muy instintivos, muy naturales; pero también muy vinculantes, aprisionantes. Si puedes olvidar esos dos deseos, en esa trascendencia encon¬trarás la alegría última.
Pero estos dos deseos, entender y ser entendido, van juntos. A menos que comprendas, no puedes abandonar el deseo de ser com¬prendido. Una vez que entiendes la simple existencia de tu ser, ambos desaparecen. No hay nada más que entender, y no hay una demanda de que alguien te entienda.
Y lo mismo es verdad para el amor. En el momento en que entiendes lo que es el amor, tu experiencia de lo que es el amor, te conviertes en amor. Entonces no queda en ti la necesidad de ser amado y tampoco hay necesidad en ti de amar.
Amar será para ti una experiencia simple y espontánea, como respirar.