REPROCHES
Como el cansancio se abandona al sueño así mi vida a ti se confiaba... Cuando estaba en tus brazos, dulce sueño, te quería dejar... y no acababa.
Y no acababa... ¡Y tú te desasiste, sorda y ciega a mi llanto y a mi anhelo, y me dejaste desolado y triste, cual un campo sin flores y sin cielo!
¿Por qué huiste de mi? ¡Ay quién supiera componer una rosa deshojada; ver de nuevo, en la aurora verdadera, la realidad de la ilusión soñada!
¿Adonde te llevaste, negro viento, entre las hojas secas de la vida, aquel nido de paz y sentimiento que gorjeaba al alba estremecida?
¿En qué jardín, de qué rincón, de dónde rosalearán aquellas manos bellas? ¿Cuál es la mano pérfida que esconde los senos de celindas y de estrellas?
¡Ay quién pudiera hacer que el sueño fuese la vida!, ¡Que esta vida fría y vana que me anega de sombra, fuera ese sueño que desbarata mi mañana!
JUAN RAMON JIMENEZ
|