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Saben quién es?
¿Ven aquella mujer que va por la plaza, caminando entre palomas, la que va saludando y sonriendo, esa que ofreciendo su mano acaricia a un anciano? ¿Saben quien es? ¡Es mi mujer!
¿Observan la mujer que cruza la calle, como la miran y admiran, y como todos se detienen al verla pasar? ¡Si es tan hermosa! ¡Es tan preciosa! ¡Es una diosa! ¿Quién es la bella? ¿Quien otra? ¡Mi mujer!
¿Sienten un aroma distinto de almizcle, ámbar y flores, que deja una estela intrigante, cuando pasa inocente, caminando entre toda la gente? ¿Quién puede ser? ¡Pues, mi mujer!
¿Oyen una voz melodiosa, que sobresale del ruido mundano y que entona canciones alegres cuando todos avanzan tristes, serios y enojados? ¿Quién es la que canta? ¡Es mi mujer!
¿Saben de una mujer hermosa que en las tardes de calor sofocante, muestra transparente y lozana con sano pudor, a los hombres, su juventud y encanto? No puede ser otra, ¡Es mi mujer!
¿Conocen una mujer valiente que enfrenta la vida luchando, mostrando la cara y sus manos francas, sorteando fatuos espejismos y venciendo tormentas? ¿Quién puede ser? ¡Sólo mi mujer!
Yo quiero con ella avanzar, en el cruce de calle, orgulloso. En el trance de enfrentar la vida, y en la plaza derramando bondad y amistad. Pero no puede ser ¿Y saben porqué? ¡Cuanto yo quisiera! Pero no es mi mujer.
Vicente Herrera Márquez
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