ESCUCHAR NO ES LO MISMO QUE OÍR
Escuchar no es lo mismo que oír. Los oídos captan voces, ideas,
razonamientos, el contenido de una idea, la lógica de un argumento.
Escuchar, en cambio, implica utilizar oídos, ojos y corazón para
detectar intención, emoción y sentimientos del hablante.
El aprendizaje de la facultad de escuchar requiere pues
no solamente acostumbrarse a adoptar una actitud de escucha,
sino también a reforzar nuestra seguridad interior mediante
el cultivo de nuestra propia persona. Afrontar la posibilidad de
cambiar resulta así menos amenazante.
Escuchar es fácil para quien vive su vida personal y profesional con
profundidad y acierto en sus facetas esenciales. Casi diríamos
que para tal persona, el bien escuchar al prójimo es una
consecuencia natural. Escuchar, en definitiva, no es tanto
una cuestión de inteligencia como de confiar en las otras
personas. Significa aceptarlas tal como piensan y son, y darse
cuenta de que cada uno es un mundo único que es preciso
entrever para entenderse. Y muy importante para
escuchar con propiedad es admitir que los demás también
piensan que tienen razón.
Antonio Valls