EL PATITO FEO
Los problemas de nuestro héroe empezaron al nacer. El huevo tenía una forma extraña, y el patito era más grande y desangelado que sus hermanos. Los otros animales le gastaron bromas y se rieron de él. Hasta los mayores le dieron picotazos y empujones.
Por fin el patito se rebeló. Voló hasta tierras lejanas y llegó al lugar donde vivían los patos salvajes, pero todos le veían igual de feo. Unos gansos le invitaron a la vida nómada, pero pronto unos cazadores acabaron con los gansos. Y así, de lugar en lugar, cada cual más frío y desagradable, fue despreciado por otros, igual que muchos inmigrantes en nuestro país.
Cuando llegó el invierno, nuestro patito estaba tan cansado de nadar que apenas tuvo fuerzas para luchar contra el hielo, que le rodeaba cada vez más. En una noche oscura estaba a punto de morir.
Un día el patito descubrió la auténtica belleza al ver unas maravillosas aves blancas cruzar el cielo. Cuánto deseó ser como aquellas aves, que eran cisnes. Y al mirarse en el agua, ¡se dió cuenta de que él también era un cisne! Por eso su huevo era diferente de los demás. Los cisnes le dieron una calurosa bienvenida. Por fin era feliz.
Muchas veces me he preguntado por el significado de este cuento. Nos enseña a no juzgar a una persona por su aspecto, y a no perseguir al más débil. También demuestra que tenemos que luchar contra la adversidad, y que la belleza está dentro de cada uno.
S. Sánchez Adalid
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