Hay que distinguir la diferencia entre querer y amar.
El concepto querer lleva implícita la idea de posesión.
Te quiero para algo, para que estés conmigo,
para que me acompañes, para no estés,
para compartas o no tal actividad, etc. A fin de cuentas,
los seres queridos son seres de los que se espera algunos
comportamientos que me causen satisfacción.
Querer es, generalmente, causa de sufrimiento.
Si quiero a alguien, tengo expectativas, espero algo.
Si la otra persona no me da lo que espero, sufro.
El problema es que hay una mayor probabilidad que
la otra persona tenga otras motivaciones, pues todos
somos muy diferentes entre sí.
Cada ser humano es un universo.
Amar es desear lo mejor para el otro, aún cuando
éste tenga otras motivaciones muy distintas.
Amar es permitir que seas feliz, aún cuando tu camino sea
diferente al mío. Es un sentimiento altruista y desinteresado.
Por esto, el amor nunca será causa de sufrimiento.
Cuando una persona dice que ha sufrido por amor,
en realidad ha sufrido por querer, no por amar.
Se sufre por apegos. Si realmente se ama, no puede sufrir,
pues nada ha esperado del otro. Cuando amamos nos
entregamos sin pedir nada a cambio, se da por el
simple y puro placer de dar.
Amar produce un gozo profundo. Es la alegría de dar.
La única manera de darse cuenta de esto es empezar
a aprender a amar. Se puede comenzar por actos pequeños,
con las personas a quienes más queremos. Luego, debe
extenderse a todas las personas, en todo momento.
"Es difícil encontrar que alguien me ame.
Es más fácil encontrar que alguien me quiera para algo,
mientras sea necesario y útil para alguien.
Pero son pocas las personas que dan amor altruista y desinteresado"
Pero si bien es difícil encontrar a alguien que me ame,
tenemos siete mil millones de personas que necesitan amor.
Y la mayor felicidad no está en ser amado, sino en la acción
de amar al otro. De modo que nuestra felicidad y gozo está
asegurado si dejamos nuestro egoísmo.
Seguro que a nuestro alrededor hay cientos de personas
que serán felices cuando compartamos con ella nuestro amor.
Y no hay problema al darlo: dar amor no agota el amor,
por el contrario, lo aumenta.