NO ME DIGAS ADIÓS
No me digas adiós, porque me muero.
No limites nuestra alegría a un instante.
No pienses que te olvidaré, pues sería como matarme
a mi misma.
Sería enterrar aquellos buenos momentos que me hiciste
pasar aún sin conocernos, sin saber quienes somos.
Pero a pesar de todo, nuestras almas seguirán unidas
desde la distancia, la distancia que no titubeo en
enlazar nuestras vidas, quizás por error, quizás travesuras
del destino, pero nos tomó por lo más profundo de nosotros.
Por las almas, que casi parecen gemelas.
Quizás por que hemos vivido situaciones parecidas
o es que nuestras almas se conocían de otra vida ya,
y teníamos una plegaria muy profunda, que nos hizo
reencontrarnos en esta nueva vida.
Para herirnos quizás o para enseñarnos a valorar lo que
tenemos o realmente importa, entre ellas la vida.
La vida que siento se me va al distanciarme de ti.
Sin no recibes noticias de mi, no es por que no te quiero,
o te haya olvidado.
Quizás es que mi pobre corazón no sobrevivió a esta partida.
Si no te escribo, piensas que te estoy recordando a cada hora,
minuto a minuto, segundo a segundo.
Que te llevo muy dentro de mí. En las noches de luna llena,
cuando llueve.
O simplemente cuando sientes la brisa rozar tu rostro,
o escuchas las olas cantar nuestra canción.
No digas nunca adiós, solo hasta luego, para que no se pierda
la magia y la ilusión algún día.
Raquel.
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