Movimiento
La vida divina me da energía, estoy siempre en movimiento.
Recibo con beneplácito las noches de descanso y la novedad que me brinda cada amanecer. Aprovecho la oportunidad que me ofrece cada nuevo día de progresar mediante ciclos de crecimiento, liberación, descanso y renovación.
Mi cuerpo siempre está en movimiento gracias a la energía divina. La respiración rítmica y la circulación pulsante lo avivan, y el ejercicio físico y mental lo fortalecen. Mi cuerpo, mente y espíritu son hábiles y están llenos de vitalidad. Mi perspectiva se expande al invitar a las ideas divinas a que echen raíces en el suelo fértil de mi mente. Dejo atrás cualquier creencia que no fomente el desarrollo de mi potencial divino.
En él vivimos, nos movemos y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: “Porque linaje suyo somos.”—Hechos 17:28 |