El poeta Alexander Pope escribió: “Errar es humano; perdonar es divino”. En mi humanidad, a veces cometo errores, actúo impulsivamente o hablo sin pensar. Cuando esto ocurre, puede que me sienta culpable. Mas tengo el poder de hacer enmiendas, corregir mis errores y perdonar.
Como fuente de amor y comprensión, lo Divino en mí me faculta para perdonarme y perdonar a los demás. La compasión surge al abrir mi corazón. Veo la belleza y el valor de cada ser humano, incluyéndome a mí.
El perdón me libera para poder experimentar mi unidad con Dios, y abre el camino para relaciones personales gratas y comunicaciones honestas. Mi corazón está listo para perdonar —a mí mismo y a los demás.
Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.—Mateo 6:12