Ahora mismo, reclamo mi salud y perfección.
Descanso
Al descansar de las actividades del día, me renuevo con energía. En un momento tranquilo y reflexivo, me siento sin tensión y preparado para que el poder sanador del Dios morador fortalezca mi ser.
Sustento mi salud y energía apartándome varias veces al día de lo que sucede exteriormente. Bien sea que tome unos cuantos minutos en medio de las planificaciones o descanse por unas cuantas semanas entre semestres de estudio, búsquedas de trabajo o momentos decisivos, dedico tiempo para centrarme, orar y discernir lo que es mejor para mí. Tales momentos de regeneración apoyan la salud de cada célula y función de mi cuerpo.
En oración reflexiva se disipan las zozobras y llegan las respuestas y la curación.
“Porque has demandado esto, … para ti inteligencia para oir juicio, voy a obrar conforme a tus palabras: Te he dado un corazón sabio y entendido.”—1 Reyes 3:11-12