Infamia
Los heridos por la lengua,
desde el principio del mundo,
tienen número millones de veces mayores
que los heridos de guerra.
No hay cosa más terrible que la maledicência,
la calumnia, la infamia.
Aún de quién de ella es que víctima tenga el
espíritu
tan superior que no se enlameie con ella;
aunque ella consiga perdonar a sus algozes
ella hiere y compromete.
Las suciedades del cuerpo,
las imundices del exterior, esas,
el agua lava y hace que desaparezcan.
Pero, la infamia, que alcanza la honra,
se cae dentro del alma, esa, sólo la fuerza
de la justicia divina consigue borrar.
Vea como usted se irrita cuando alguien
le dirige la palabra en tono áspero y en voz alta.
Hay una especie de conmoción casi irresistible
en su espíritu,
repeliendo la grosería de quien así procede
en relación a la su persona.
La misma reacción tienen que sentir aquellos
a los cuáles usted también se dirige asperamente
y hablando en voz alta.
è difícil soportar, sin reaccionar,
tal procedimiento.
El tono áspero y la voz escandalosa agreden
naturalmente al cuerpo y al espíritu,
no pudiendo evitar la repulsa.
De igual manera que quiere ser tratado,
trate usted a los otros.
J. S. Nobre
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