LA PLEGARIA DE EUSÉBIO
Señor de la Vida,
Nos bendice el propósito
De penetrar el camino de la Luz!...
Somos Tus hijos,
Aún esclavos de círculos restrictos,
Pero la sede del Infinito
Dilacera-en los los velos del ser.
Herederos de la inmortalidad,
Buscamo-Te las fuentes eternas,
Esperando, confiantes, en Tu misericordia.
De nosotros mismos, Señor, nada podemos,
Sin Ti, somos frondes decepadas
Que el fuego de la experiencia
Tortura o transforma...
Unidos, sin embargo, a tu Amor,
Somos continuadores gloriosos
De Tu Creación Interminable.
Somos algunos miles
En este campo terrestre;
Y, antes de todo,
loamos la no nos oprime la pequenez...
Nos dilata la percepción delante de la vida,
Nos abre los ojos
Enevoados por el sueño de la ilusión,
Para que divisemos Tu gloria sin fin!...
Nos despierta dulcemente el oído,
A fin de que percibamos el cántico
De Tu sublime eternidad.
Bendice las semillas de sabiduría
Que tus mensajeros esparziram
En el campo de nuestras almas;
Nos fecunda el suelo interior,
Para que los divinos germens no perezcan
Sabemos, Padre,
Que el sudor del trabajo
Y la lágrima de la redención
Constituyen abono generoso
A la floración de nuestras sementeiras;
Sin embargo,Sin Tu bendición,
El sudor enlanguece
Y la lágrima desespera...
Sin Tu mano compasiva,
Los gusanos de las pasiones
Y las tempestades de nuestros vicios
Pueden arruinarnos el cultivo incipiente...
Nos despierta, Señor de la Vida,
Para la luz de las oportunidades presentes;
Para que los roces de la lucha no las inutilicen,
Nos guía los pies para el supremo bien;
Nos reviste el corazón
Con tu serenidad paternal,
Robusteciéndonos la resistencia!
Poderoso Señor,
Nos ampara la fragilidad,
Nos corrige los errores,
Nos esclarece la ignorancia,
Nos acoge en Tu amoroso regazo.
Cúmplanse, Padre Amado,
Tus designios soberanos,
Ahora y siempre.
Así sea.
ANDRÉ LUIZ
(Del libro En el Mundo Mayor, cap. 1, FCX, edición FEB)