Sofía Montoya
Los accidentes en casa son sorpresivos y aparecen en momentos inoportunos, como cuando se utiliza un cuchillo en la cocina, al emplear un martillo para realizar una reparación o mientras los niños juegan con su bicicleta. Para hacer frente a todos estos casos y más, nada como un botiquín bien equipado.
Las medidas de prevención de accidentes ayudan a reducir la incidencia de percances desagradables en casa, por lo que es conveniente que las zonas de paso se encuentren libres de objetos que pudieran ocasionar una caída, que instrumentos punzocortantes y objetos calientes (cacerolas y planchas) se mantengan alejados de los niños y que las instalaciones eléctricas y de gas sean revisadas con periodicidad para conservarlas en condiciones óptimas.
No obstante, hay que considerar que, por más cuidados que se tengan, es probable sufrir un golpe, cortadura pequeña o que algún miembro de la familia padezca de manera repentina hemorragia nasal, dolor de cabeza o estómago; por ello, es muy prudente contar con un botiquín de primeros auxilios, que es un depósito de tamaño reducido que contiene material de curación y medicinas que sirven para aliviar con rapidez accidentes o determinados síntomas.
¿Qué debe incluir?
Aunque son muchos los elementos que conforman un botiquín, podemos clasificarlos en dos grupos: material de curación y medicamentos. El primero de ellos, y tal vez el más representativo, sirve para atender físicamente a un paciente con raspaduras, golpes, moretones o heridas pequeñas, y se encuentra conformado por:
Gasas. Para efectuar limpieza y cubrir pequeñas lesiones.
Algodón. Útil al limpiar la región cercana a una herida y para auxiliarse en la detención de hemorragias nasales.
Alcohol, merthiolate o solución antiséptica. Se requieren para desinfectar la zona aledaña a una cortadura, pero no para aplicar directamente.
Vendas. Pueden utilizarse para inmovilizar una muñeca o tobillo torcido, así como para cubrir una curación.
Seguros. Ayudan a sostener las vendas.
Cinta adhesiva. Sirve para mantener en su lugar a gasas o vendas empleadas en curación; hay de dos tipos, las microporosas, útiles cuando se adhieren en la piel para no dañarla, y las resistentes al agua, que ayudan a asegurar una curación o para hacer vendoletes.
Tijeras. Se aconsejan para cortar cinta adhesiva y gasa.
Pinzas. Inmejorables al extraer espinas o aguijones de insectos.
Termómetro. Suele incluirse para tomar la temperatura en caso de que se inicie un episodio de fiebre.
Otra serie de elementos especialmente importantes son los medicamentos de uso común, como:
Analgésicos. Controlan el dolor.
Antiinflamatorios. Alivian dolores reumáticos y aminorar molestias en músculos inflamados por golpes.
Antipiréticos. Para disminuir la fiebre.
Descongestivos nasales. Muy útiles en resfriados.
Digestivos. Erradican problemas de acidez gástrica e indigestión.
Antidiarreicos. Ayudan en problemas digestivos.
Fármacos contra mareos. Menos frecuentes, pero indispensables si alguien en casa sufre vértigo con facilidad o si se desea emprender un viaje.
Pomadas o ungüentos para golpes. Proporcionan bienestar ante inflamación muscular ocasionada por caídas o torceduras.
Bien vale dar seguimiento a algunas medidas que garanticen el adecuado manejo y conservación de los medicamentos, por lo que será indispensable conocer sus indicaciones mínimas para garantizar un buen uso: dosis recomendada, efectos secundarios y saber si puede administrarse a niños pequeños, ancianos o mujeres embarazadas.
Los fármacos deben mantenerse en su empaque original, tanto por higiene como para acudir a ellos rápidamente si se presenta un problema de intoxicación, sobredosis o alergia; aquellos productos sobrantes que fueron recetados contra alguna enfermedad diagnosticada por el especialista, deben desecharse al finalizar el tratamiento y no integrarse al botiquín, a fin de evitar confusiones.
Además, aunque la mayoría de los medicamentos tienen una vida útil de 3 a 5 años desde su fabricación, hay muchos con una caducidad inferior, por lo que el botiquín deberá revisarse cuando menos dos veces al año y no se dudará en desechar y reemplazar los productos vencidos o a punto de estarlo; nunca se consumirá una pastilla o gragea cuya fecha de expiración haya pasado.
Otras consideraciones
Para la buena conservación de su botiquín, a fin de que se mantenga siempre útil y no lo tome desprevenido en una urgencia, observe las siguientes indicaciones:
- Sitúelo en pequeño armario de pared, a cierta altura, dotado de cerradura para evitar que los niños lo abran por curiosidad.
- Si esto no es posible, conserve su material de primeros auxilios en una bolsa sellada, donde sea inaccesible para los infantes.
- No guarde los medicamentos en el cuarto de baño o cerca de una fuente de calor, ya que humedad y alta temperatura alteran el contenido del botiquín.
- Renueve el material de curación conforme lo vaya utilizando.
- No mezcle en un mismo recipiente diferentes medicamentos con el fin de ahorrar espacio.
- Nunca tome los compuestos recetados a otra persona ni ofrezca los suyos a alguien más.
- Tenga siempre dentro del botiquín y junto al aparato telefónico una lista con números de emergencia.
- Si tiene dudas sobre el uso de instrumentos, material de curación y la conservación y caducidad de fármacos, busque la asesoría de su médico familiar.
Recuerde que el botiquín de primeros auxilios es una manera muy práctica y segura de anticiparse a los impredecibles accidentes que sufren, ante todo, niños pequeños y personas de la tercera edad. Se trata de una inversión minúscula en proporción con los beneficios que reditúa en lo más valioso para el ser humano, su salud.