Una monjita se sube a un taxi en medio de la
noche oscura.
El taxista durante todo el camino se le queda
mirando por el espejo y cuando ella se da cuenta, le pregunta:
- Hijo… ¿Qué es lo que ves?
- Perdón madre, me da mucha pena decírselo, yo no
quisiera ofenderla.
- Pero, hijo mío, en mi vida yo he visto muchas
cosas y no creo que puedas decirme algo que me pueda ofender.
- Bueno, es que toda mi vida he tenido la
fantasía de que una monja me haga sexo oral.
La monja se queda sin habla y luego dice:
- Pues… no lo sé, en primer lugar tendrías que
ser católico y además tendrías que ser soltero.
A lo que el taxista responde emocionado:
-¡Sí, yo soy católico y soy soltero!
La monja se queda sin argumentos y acepta la
propuesta del taxista
Este se mete a un callejón y la monja le cumple
su deseo.
Cuando han terminado, el taxista empieza a llorar
y pregunta la monja:
- Hijo, ¿qué te pasa? ¿por qué lloras?
- ¡Perdóneme madre, he pecado! Soy judío y estoy
casado.
- No te preocupes, yo soy gay, me llamo Arturo y
voy a una fiesta de Halloween..