No estoy callada, solo estoy en silencio, estoy oyendo los sonidos que ignoramos cuando hablamos.
En silencio, podemos sentir los más hermosos sonidos
Oye …
El ritmo acompasado de un reloj, el susurro de la brisa, el movimiento del agua, los latidos del corazón, el arrullo de las aves, la suavidad de la respiración.
En el silencio, podemos oír, los sonidos que se escapan en el bullicio
Solo en la quietud del silencio, podemos percibir, cuando el alma en su sensibilidad se manifiesta.
Porque solo estando en silencio, puedes ver con claridad,
¡¡¡tus sentimientos y pensamientos!!!.
Para ti, con el cariño de siempre Criztal Fugaz
¿No es hermoso mi silencio?
Hoy yo siento el eco de tus versos, aunque estoy un poco sordo, por haber sido un militar en artillería. Yo tengo un lindo presentimiento de cómo el viento va moviendo las hojas de todo árbol en mis contornos.
Son muchas las cosas que nos da el silencio una de ellas es la “Paz Interna” esa calma dentro del alma que se siente en este mundo en el que yo vivo a cada segundo.
Yo soy hombre de playa y mar… soy capitán y soy marinero, pero ante todo primero soy pescador. Amo cuando salen los peces volando ¡Oh si tú los vieras! Es que son tantos que sería imposible como contarlos… Son inmensas las escuelas de sardinas, y cuando todas brincan, que placer ver cuando el peje le tira y ellas se arremolinan para poderse defender… de los depredadores que las cazan. Todos hacen fiestas los pelícanos, las gaviotas y chirríes, cuando las acorralan no tienen salida.
Sé lo que es entablar una pelea con las grandes fieras de las profundidades; muchas veces mano a mano, con los grandes Makos… “Tiburones.” Los atunes, las sierras, petos y dorados, pero no hay nada como cuando pegas un Marlin Aguja Azul esos son gigantes, en unas cañas especiales sentados amarrados, pueden llegar hasta más de trecientos kilos. Hay que amararse a una silla con todo el equipo para evitar que ser arrastrado fuera del bote y ser llevado hasta las profundidades de la mar, uno puede perder hasta su vida… Como ha sucedido algunas veces, el pescador termina enredado de una mano arrastrado y ahogado. Y cuidado, cuando salen volando son peligrosos, madre mía, esas si que son unas escenas de película, por igual son de mucho trabajo para trabajarlos y a lo último hay que soltarlos porque casi están sobre-pescados y los están acabando con la excepción de los más grandes…
que son las hembras.
Sé lo que es sentir el rugir de una ola… y el poder de cuando se va remontando y a la vez cortando las olas con la proa cuando se va navegando en la mar abierta de camino al área de pesca.
Y sé como se siente el silencio cuando he estado solo esperando que llegue la noche, y he visto al sol caer al anochecer y ver como van saliendo las estrellas; que vista es ver salir a la luna llena, para que no se sientan solas, mientras me mecen las olas. Y las corrientes menguan y salen los peces de los arrecifes a comer de la carnada ( engoe) que yo le ofrezco… para atraerlos e incitarlos a comer.
¡Y al empezar la bonanza y se rompe el silencio con el aletear dentro de las neveras llenas de hielo! Y así va pasando la noche, ¡Ay que felicidad! Hasta que sale el lucero del día anunciando un nuevo despertar y a lo lejos se va desvistiendo mi islita querida con su horizonte enseñándome sus altos cerros y montes hasta que se queda todo tranquilamente sereno y ya las neveras están llenas y nuestras almas han quedado serenas.
Y después de la guerra en mis manos solo quedan las cortaduras profundas, sí las heridas inmaduras que son normales por la naturaleza de lo que se trata la pesca hasta que se te enconan las manos por las espinas que llevas dentro.
Sí, así es que yo disfruto de mi silencio camino a mi casa, pidiéndole a mi Señor que me dejara llegar al puerto sano y salvo, dándole las gracias por todo lo que me había dado para traer el sustento y mi cara de contento.
Sí, como he disfrutado, de la pesca por largos años y de los viajes de regreso animado por la belleza tanto de mi tierra como la del Océano Atlántico pasando por los trechos entre los cayos por donde han pasado tantos pescadores año tras año.
¿No es hermoso mi silencio?
El Poeta Rascaso Playa de Fajardo Puerto Rico 8-31-09
Este es un marlín azul, el más grande que yo he pescado, hotel el Conquitador en
el yate: Tropical III, peleó por casi una hora. Mi gran trofeo.
Este es de casi 250 kilos tal vez un poquito más
Estos son los dorados, ummmm, deliciosos a la parrila, y como pueden ver esa es la silla y las cañas especiales para poder sacar estos inmensos peces mar afuera.
Dorado clavado peleando por su vida
Con mi hijo cuando chico había que aguantarle la
caña y miren la bella cacería de dorados, Vitito y Alex.
Arriba están los atunes cola amarilla, dorado
en el yate Tropical III en el Conquistador Hotel
Fajardo, Puerto Rico. Y al final mi hijo de capitan
en el yate Irene. Estos son mis más preciados
recuerdos. El dorado es casi del tamaño de mi hijo.
Ama la pesca.
"La poesía es la libertad que nos anima"
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