El lamento de un lobo
Comparo al lobo con una persona que ama, que piensa, que es marginado por su ferocidad, Que es incomprendido pero que encierra un espíritu.
Su soledad cuando siempre lo describen con una luna llena Y sus aullidos suenan como una queja a la humanidad, que vaga asechando peligros por ser perseguido,
Regresa a su cueva allí con sus cachorros y su manada, Lo veo elevarse en busca de un destino perdido, buscando una estrella o quizás esa misma luna,
Que con su luz alumbra su vereda de regreso a su manada, como un ser perdido buscando refugio tocando puertas, y lo miran de reojo
O el enfermo de lepra en los tiempos bíblicos donde faraones y reyes Lo buscaban para adornar sus salas con su cabeza, recuerdo de una cacería, como se persigue a un ser humano es misterioso
Deambula como alma sin pena en el infierno donde nadie escuchas sus lamentos, ni siquiera escuchan sus oraciones, sin embargo en su pelo brilloso y tan fino como la seda guarda su hermosura
En sus ojos rojos el espíritu que lo sostiene, y en sus aullidos que son como gritos de guerras guarda el alma del hombre ese que lucha, que se encierra en si mismo, sintiéndose prisionero de su propia libertad
El que llora por dentro porque los hombres dicen ¿y que no lloran? el que afronta los peligros y los desengaños de lo seres humano que se gozan de su desgracia
Ese pobre hombre es el lobo, ese que en sus noches duerme con sus pensamientos y lucha por sobrevivir en esta vida donde ya nadie se acuerda de amar y si de sobrevivir en lo material
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