Sin embargo, no siempre resulta obvio cuándo se trata de una verdadera oportunidad;  puede que no estemos seguros en aventurarnos e ir por ella.  Es el mejor momento para confiar en la intuición y para sopesar los pros y los contras de la situación.  Si el miedo nos impide aprovechar la oportunidad, podemos analizarlo.  Si queremos confiar en la guía y protección divinas, pero no acabamos de creer en ellas, podemos discutirlo con los ángeles y examinar sus respuestas.

 Si aún no estamos preparados para atravesar el umbral de la puerta, podemos tantearlo.  Lo cierto es que la vida nos “ocurre”, pero somos nosotros los que hacemos que las cosas ocurran.

¿Qué nuevas puertas se han abierto ante ti?  ¿Las has atravesado?  ¿Por qué no? ¿Te gustaría haberlo hecho?  ¿Era una oportunidad evidente, pero tuviste miedo de aprovecharla o no te diste cuenta de que lo era?  Analiza las razones por las que no atravesaste el umbral de la puerta que Dios te abría y pide a los ángeles el valor necesario para confiar en la providencia y acepta más riesgos.  Después, mantente atento ante la próxima puerta que se abra.

Meditación de los ángeles:  Cuando llegue la oportunidad, sostendré una Política de Puertas Abiertas