La Llave de Oro
Emmet Fox
PREFACIO
Este escrito es una fórmula práctica para vernos libres de dificultades. El estudio y la investigación están muy bien en su lugar, pero ni una ni otra te librarán de ninguna dificultad concreta. Sólo por tu propia conciencia podrás lograrlo. El error de muchas personas cuando las cosas les salen mal, es el de buscar somero conocimiento hojeando libros, con esto no adelantan nada.
Lee la Llave de Oro varias veces. Has exactamente lo que dice y si eres bastante persistente, vencerás cualquier dificultad.
Emmet Fox.
La oración científica te hará, tarde o temprano, apto para salir tu mismo o para sacar a otros de cualquiera dificultad existente sobre la faz de la tierra. Es la Llave de Oro y de la felicidad.
Para aquéllos que no están familiarizados con el poder mayor que existe, eso parecerá una aserción aventurada, pero sólo bastará que se haga una honesta prueba para demostrar sin sombra de duda que ello es lo cierto. No necesitas creer en lo que se te diga al respecto; sencillamente, pruébalo por ti mismo y verás.
Dios es omnipotente y el hombre ha sido hecho a su imagen y semejanza y tiene dominio sobre todas las cosas. Esta enseñanza inspirada debe ser tomada literalmente, por su valor actual. Aquí “el hombre” quiere decir todos y cada uno de los hombres y, por tanto, la habilidad para disponer de este poder no es la prerrogativa especial del místico o del santo, como frecuentemente se supone, ni aún la del practicante de la Verdad mejor entrenado.
Quienquiera que seas, dondequiera que estés. La Llave de Oro de la armonía se halla en tu mano ahora mismo. La razón de ello es que en la oración científica es Dios el que obra, no tú, por lo cual tus limitaciones y debilidades particulares no entran para nada en el asunto.
Tú eres únicamente el canal a través del cual tiene lugar la acción divina y tu conducta para recibir los beneficios de este tratamiento realmente no será otra que apartarte a un lado.
Los principiantes obtienen con frecuencia notables resultados a las primeras pruebas, porque todo lo que es absolutamente esencial es mantener una mente receptiva y suficiente fe para probar la experiencia. Aparte de eso se puede tener cualquier punto de vista religioso o no tener ninguno.
En cuanto al actual método de obrar-es la sencillez misma. Todo lo que tienes que hacer es dejar de pensar en la dificultad y en su lugar pensar en Dios. Esta es la regla completa y si no haces más que esto, la dificultad, cualquiera que sea, no tardará en desaparecer
No hay diferencia en la clase de dificultad que sea. Puede ser grande o pequeña; puede ser concerniente a la salud, las finanzas, un pleito judicial, una riña, una casa incendiada o cualquiera otra cosa concebible; pero sea lo que sea, simplemente deja de pensar en ello y en su lugar piensa en Dios. Es todo lo que tienes que hacer.
¿Podrá haber cosa más sencilla? Dios mismo casi no podría hacerla más sencilla y sin embargo nunca falla cuando se aplica debidamente.
No trates de formar una imagen mental de Dios, lo cual es imposible, por supuesto. Obra repitiendo todo aquello que sepas acerca de Dios: Dios es Sabiduría, Verdad, inconcebible Amor, Dios está presente en todas partes, tiene infinito poder, todo lo sabe, y así sucesivamente. No importa lo bien que creas que entiendes estas cosas; repítelas sin cesar.
Pero debes dejar de pensar en la dificultad, cualquiera que sea. La regla es pensar en Dios y si está pensando en tu dificultad es que no estás pensando en Dios. El observar incesantemente los asuntos con sospecha, para darnos cuenta de cómo marchan, es fatal, porque esto equivale a pensar en la dificultad y se debe pensar en Dios y en nada más.
Tu objetivo debe ser borrar la dificultad de tu conciencia, cuando menos por unos instantes, sustituyéndola por el pensamiento en Dios. He ahí lo especial.
Si puedes quedar absorto en este consideración del mundo espiritual de manera que realmente olvides por un rato todo lo que se refiere a la dificultad que te indujo a orar, te encontrarás seguro y cómodamente libre de esta dificultad: significa que has llevado a cabo tu demostración.
Si quieres aplicar La Llave de Oro a alguna persona que te incomoda o a una situación difícil, piensa:
“Voy a aplicar a Pepe o a Marí --o a ese peligro que me amenaza – La Llave de Oro”. Luego procede a desalojar de tu mente todo pensamiento que ataña a Pepe o a María o al peligro, reemplazándolo por el pensamiento en Dios.
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