Es una vela en una noche blanca helada palpitante,
de tormenta que incita, que renace y amenaza,
que se enciende como instante y en latido errante,
se transforma y al calor de su existencia abraza.
Es la voz que viaja y viene sin saber su sueño,
invisible, que es figura de su insignia, alabanza,
que disfraza de placer, desdeño,
que dibuja al viento de indeleble rastro, su añoranza.
Incita en las cuerdas sentimientos exaltados,
y en el verso es su sentir de horizonte imborrable,
llena al palpitar los corazones desolados,
y convierte lo oscuro en etéreo, lo finito en insondable.
Torna en trascendente lo insensible y cual capullo,
implosión convirtiendo en sueño la ilusión,
que canta y escribe y vuela y es arrullo,
es a la que por osadía, llamaré inspiración.