Consejo de los ángeles: Todo va mal cuando confundimos la vida con los recuerdos

Todos vivimos, hasta cierto punto, en casas habitadas por los ruidosos fantasmas de la memoria. Las voces de los padres, de los abuelos, de los antiguos amantes, nos obsesionan. El arrepentimiento por lo que hicimos o lo que dejamos de hacer nos persigue, nos llena de culpa y nos paraliza cuando intentamos vivir. Por desgracia, los duendes y los trasgos del pasado gritan tanto que no nos dejan oír el presente.

Y, sin casi darnos cuenta, vivimos según modelos antiguos que ya no sirven para nada, cambiando los recuerdos por la realidad y cometiendo equivocaciones que destruyen las posibilidades del presente. Cuando nos atormentan los recuerdos, conviene no olvidar que nuestros fantasmas se hallan tan bloqueados como nosotros mismos. También a ellos les gustaría tener una vida, pero están obligados a repetir una y otra vez sus fastidiosos ritos, porque no saben hacer nada mejor. Ciertos psíquicos sostienen que la mejor manera de ahuyentar a los fantasmas es hablar con ellos, ponerlos en el raíl adecuado y darles una patadita por detrás, justo en la dirección de la luz. Pruébalo la próxima vez que te atormente un recuerdo doloroso.

 ¿Te atormenta un recuerdo? ¿De qué o de quién? ¿Remordimientos o cosas del pasado que no has resuelto, personas del pasado que aún no has podido quitarte de encima? ¿Cómo influye todo esto en tu vida actual? ¿Alguna vez te has atrevido a mirar directamente a los ojos a estos fantasmas? Si examinaras de cerca a tus fantasmas, comprenderías que no tienen ningún poder sobre ti, porque son transparentes y puedes ver a través de ellos.

 Meditación de los ángeles:
Distingo entre el pasado y la realidad presente