Las cosas son como son. Si intentamos cambiarlas o perdemos el tiempo con deseos imposibles, sólo conseguiremos frustrarnos y desilusionarnos. Te gustaría medir 1.80 metros y no 1.70; tener una voz melodiosa, 100 millones de pesos y que tus familiares fueran sensatos.

Pero lo cierto es que tu altura, tu voz, tu cuenta corriente y tu familia son como son: así es la vida. Quejarse continuamente por lo que no se tiene desemboca en un círculo vicioso del que es muy difícil salir, que convierte la vida en un juego de espejos que refleja y devuelve aumentado nuestro descontento.

Los ángeles nos advierten que, a veces, no queda más remedio que aceptar las cosas tal y como son, de ese modo seremos libres de emprender el verdadero camino.

Así, las circunstancias personales ya no serán una cruz que soportar, sino simples caprichos de la vida que dejarán de angustiarnos cuando seamos conscientes de que no tenemos ni el poder ni la posibilidad de cambiarlas.

Meditación de los ángeles:
No puedo cambiar lo que no está a mi alcance