CARTA ESPECIAL A LOS REYES MAGOS.
Queridos Reyes Magos:
Todos los años, cuando llegan estas fechas,
mi pensamiento se vuelve hacia vosotros.
Y, junto con el pensamiento, mi corazón va dictando
una serie de deseos que, con vuestra ayuda,
quisiera los llevaseis a feliz realidad.
Dejad en el mundo UNA ESCOBA.
Para barrer todo lo que suene a violencia y terrorismo.
Que no quede ni un solo rincón en las personas
con resquicio de rencor o de odio.
Traed, y abundantemente JABON.
Para limpiar nuestras personas de aquello que,
la sociedad, va imponiendo como normal y lógico.
Echad, en los ojos de todos los hombres y mujeres,
COLIRIUM. Para que, los unos a los otros,
lejos de vernos como adversarios,
sepamos contemplarnos y respetarnos
como hermanos.
Esconded, debajo de las almohadas
de los que os esperan, SUEÑOS.
Nunca, como hoy, tenemos abundancia
de bienes para vivir y, nunca como hoy,
hemos perdido los ideales por los que luchar.
En un rincón del corazón de las personas,
derramad toneladas de AZÚCAR.
Las prisas, los agobios, los trabajos,
el afán de superación, nos está convirtiendo
en autómatas. Escasamente nos miramos
a los ojos. ¡Necesitamos un poco de dulzura!
Si, en vuestros almacenes existen,
solicitamos que nos proporcionéis unas LIMAS.
Cada día que pasa, y por diversas circunstancias,
los tropiezos, las dificultades, los roces,
hacen que nos distanciemos y que se acrecienten
las diferencias. ¡Necesitamos suavizar las discrepancias!
Traednos unas grandes TIJERAS.
Para cortar todo aquello que no es positivo en nosotros.
Para confeccionar un traje con la etiqueta del amor,
con los botones de la esperanza y de la caridad.
¡Ayudadnos a vestir con el traje de la Fe!
Que vuestros pajes, aunque tal vez piensen
que no ocupa nada, que nos transporten
un poco de ALEGRIA.
Es un bien muy escaso. Es tan invisible que,
en el mundo donde vivimos, no lo percibimos.
¡La necesitamos para volver a sonreir!
Todos los años, os dejamos en el balcón
o en la ventana, nuestro calzado.
En el presente año dejadnos unos
ZAPATOS CELESTIALES. De tal manera que,
al colocarlos en nuestros pies, caminemos
por las sendas de la verdad,
de la justicia y del perdón.
¿Tendréis mi número?
Si además añaden un ABRELATAS
para abrir nuestro corazón a Dios
y un IMPERMEABLE para protegernos
de las tormentas que descargan contra
nuestras convicciones religiosas, os quedaré
–como si fuera un niño– altamente agradecido.
Javier Leoz
DIOS NOS BENDIGA !!!
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