Como seres humanos, nuestra tendencia es decir a la vida que escuche nuestros deseos. Pero la vida no funciona así. Nos concede lo que necesitamos, lo que es mejor para nosotros, lo que mejor responde a nuestros intereses. Tu vida funcionará mucho mejor si empiezas a escucharla. En lugar de llevar el timón, deja que sea ella la que te guíe.
Confía en que donde te lleva la vida es exactamente donde debes estar. No ofrezcas resistencia y adopta una actitud de entrega frente a todo lo que suceda. Hacer esto es una de las maneras de garantizar que recorrerás el sendero de tu destino, tu verdadero camino.
Uno de los mayores remordimientos que puede tener una persona consiste en llegar al final de su vida y darse cuenta de que no ha cumplido sus sueños. Llegar al final de la vida, o incluso a la mitad, abrir los ojos un día y darte cuenta de que no has sido valiente, que no intentaste alcanzar las estrellas, que no aprovechaste ni el diez por ciento de tu potencial, te romperá el corazón.