Todo es una película, una película dentro de otra” PARAMAHANSA YOGONANDA, The Divine Romance
Los ángeles piensan, a veces, que cuando nace un nuevo ser deberían poner a las puertas de la Tierra un cartel que dijera:
“¡Cuidado! Entra usted en el océano de la vida. De ahora en adelante nadará con sus propias fuerzas”.
Pero la inmersión total en las aguas turbulentas de la vida cotidiana nos puede ahogar si no estamos atentos, por eso conviene apartarse, de vez en cuando, para cambiar la posición del participante por la del observador.
Cuando te llevaron a ver una película, Paramahansa Yogonanda dijo que, de repente, se había sentido un observador de la vida en su totalidad: “El cine, las emociones, la gente a mi alrededor... todo eran figuras de esa enorme pantalla que es la conciencia cósmica”.
En efecto, siempre que nos desconectamos con la realidad material, entramos en contacto pleno con la conciencia divina. Paradójicamente, en ese momento comprendemos mejor todo lo que nos rodea. Te sorprendería saber hasta qué punto resulta refrescante y esclarecedor observar a la humanidad activa – incluido tú mismo – sin prejuicios, como si fuera una película.
¿Verdad qué es un espectáculo?, y, una vez que se ha acabado, sales de la oscuridad a la luz.
Te propongo un sencillo experimento: deja lo que estás haciendo, mira la vida como si fuera una película y obsérvate a ti mismo como si fueras un personaje.
¿Qué haces y por qué lo haces?
¿Qué personajes te rodean?
¿Cómo es tu habitación?
¿Qué destacaría la cámara para mostrar quién eres tú?
Hazlo, al menos, unos minutos y prolóngalo si te da resultado. Luego podrías tomar nota de tus observaciones.
Meditación de los ángeles: A veces me paro a observar el espectáculo de la vida
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