Cuántas veces te has dicho: “¿Tengo que salir de aquí inmediatamente?”
Cuando parece que todo se nos viene encima o cuando nos sentimos como
si diéramos vueltas en una noria sin llegar a ninguna parte,
es el momento de hacer una escapada, que no es lo mismo que escaparse.

Cuando se emprende una fuga de este tipo, en realidad no se está
huyendo de los problemas. Al contrario, se corre a la búsqueda
de un poco de sensatez y quizá, durante el camino,
se consiga encontrar una solución al problema.

Una “escapada justificada” puede tomar muchas formas: desde perderte
en tu lugar favorito y pasar un par de días en un hotel, a dejar
a un lado tus deberes y concederte el lujo
de no hacer absolutamente nada.

Los ángeles nos dicen que, cuando necesitamos escaparnos,
hagamos lo que nos pida el cuerpo, pero que nunca nos
sintamos culpables por hacerlo.

Por el contrario, tenemos que ser conscientes de que concedernos espacio
para respirar y tiempo para pensar es seguramente lo mejor que
podemos hacer para superar nuestros problemas.

¿Alguna vez has querido huir de todo?
¿Te sientes culpable cuando te tomas un rato libre o cuando
“pierdes” el tiempo?

Las huidas necesarias son válvulas de seguridad que saltan cuando
estás a punto de sufrir un cortocircuito.
Haz una lista de las actividades o de los lugares que te
ayudan a entrarte, relajarte y descansar.

Pégala en tu nevera con una nota que diga:
“Utilizar en caso de necesidad personal.
Por prescripción de los ángeles”.

Meditación de los ángeles:
Reconozco el poder curativo de la huida