Consejo de los Ángeles: “Si prefieres aprender de los libros, adelante; pero debes saber que algo dentro de ti se marchitará y que serás incapaz de desprender amor o amabilidad. Serás sólo ese intelectual frío y seco que analiza, crítica y disecciona, pero no sabe evitar su propio desorden” Omram Mikhael Aivonhov.
Conozco un profesor de filosofía, muy instruido, que ha enseñado budismo durante casi cincuenta años y se jacta de conocer todo sobre ese tema. Sin embargo, este profesor es uno de los esnobs más acabados que he encontrado en mi vida.
Está lleno de orgullo, nada le parece bien y no soporta que le lleven la contraria, en el terreno intelectual o en cualquier otro.
¿Qué diría un auténtico budista de este profesor que, indudablemente, no se da por aludido cuando el zen plantea la necesidad de poner el conocimiento que viene del corazón por encima del que nos proporciona la cabeza?
Los ángeles nos recuerdan que el conocimiento espiritual es un hecho vivo, no intelectualizado. Los ojos de una persona sin cultura expresan más ilustración que los de un tonto bien educado, porque las pretensiones intelectuales, más que ningún otro vicio, levantan los mayores obstáculos en el camino hacia Dios.
¿Conoces a algún tonto educado? Es ese tipo de persona que “racionaliza” sus sentimientos e intelectualiza la empatía o lleva su inteligencia como una medalla, que, según él, le da derecho a determinados privilegios.
La educación es algo maravilloso cuando se combina con la compasión, la empatía y la humildad. Sólo entonces podremos ser útiles para el alma y el espíritu de los demás, pues una verdadera educación tiene que servir para eso.
Meditación de los Ángeles: Utilizo para pensar tanto el corazón como la cabeza.
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