La celebración Del Día de la Biodiversidad pone el acento en la preservación de las especies.
Solo así nosotros también obtendremos nuestra recompensa en forma de un planeta más sostenible.
Solo en los últimos 40 años del siglo XX, la mitad de la fauna salvaje ha desaparecido, según un informe publicado por WWF.
Miles de mamíferos, aves, reptiles, anfibios y peces ya no forman parte de nuestro planeta porque nosotros los hemos extinguido.
El ser humano está talando más árboles de los que se pueden plantar; pesca más peces de los que puede consumir, emite más carbono del que la Tierra puede absorber: en otras palabras, la capacidad de destrucción del hombre está tomando un ritmo vertiginoso que amenaza el planeta y tiene consecuencia dramáticas para las especies que viven en él, incluido él mismo.
Según la ONG antes mencionada, si en el planeta existen 100 millones de especies animales y vegetales y la tasa de extinción se sitúa en el 0,01% anual, cada año desaparecen al menos 10.000 especies.
La tortuga laúd y el delfín Baiji son dos de los últimos seres vivos incluidos en esta lista, pero al acabar este año habrá aún más.
Es por esto que las Naciones Unidas proclamaron el Día Internacional de la Biodiversidad que se celebra cada 22 de abril.
Un día para informar y concienciar a la población y a los Estados sobre las cuestiones relativas a la diversidad biológica de seres vivos, que es lo que define nuestro planeta, el único, que sepamos, donde es posible la vida. De ahí la importancia de preservarla.
Desde que Linneo empezó a catalogar las especies, en el siglo XVIII, se han contabilizado 1,75 millones.
Pero la cifra es demasiado pequeña: según los expertos hay al menos 13 millones de especies. Según WWF, podría haber hasta 100 millones, contando todas las variedades genéticas y de raza
Nos quedan aún muchas especies por descubrir, pero al ritmo que vamos destruyendo ecosistemas, serán más las que se pierda que las que se descubran.
El Día Internacional de la Biodiversidad es una buena ocasión para tomar conciencia de ello. Debemos recordar que no estamos solos en este planeta, sino que compartimos recursos, tierra, mares y aire con millones de otros animales y plantas.
Por ello, es necesario también abandonar la visión antropocéntrica de la vida, un término, el antropoceno, acuñado en el año 2000 por el Premio Nobel de Química Paul Crutzen, que define esta era por el impacto de ser humano sobre el planeta
Nosotros lo destruimos, pero también nosotros somos capaces de regenerarlo, incluso a pequeña escala.
Basta con cuidar de nuestro entorno, de respetar a los animales y plantas que viven en él.
Solo así nosotros también obtendremos nuestra recompensa en forma de un planeta más sostenible.
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