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poemas: Flores y guerras -- (Poemario de José Salguero Duarte)
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: JsalgueroD  (Mensaje original) Enviado: 18/10/2010 07:55
 





© José Salguero Duarte
Depósito legal: CA-3-2010
ISBN -13: 978-84-613-7573-8
 
© Prólogo: Jesús Cabaleiro
© Fotografías, diseño y composición:
José Salguero Duarte

Imprime: Tipografía Mazuelos
Teléfono: 956678658
Polígono industrial Palmones II
C/ Balandro 38
Los Barrios (Cádiz)



Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra,
por cualquier medio, sin la debida autorización por escrito.




Prólogo



Me solicita amablemente José Salguero Duarte que cumpla un viejo compromiso de realizarle un prólogo a uno de sus libros. Si hubiese sido una obra sobre algún aspecto de la actualidad o de tauromaquia, como las que ha editado anteriormente (mejor dicho, autoeditados para mantener su absoluta libertad como siempre reitera), tendría que confesar que hubiera declinado este ofrecimiento. Si he aceptado es porque se trata únicamente de poesía.
 
Bien sabe Salguero mi predilección por este género del que soy voraz lector y del que cuento con una buena colección de la poesía más variada y de las antologías más recónditas posibles, incluida alguna hasta en los distintos idiomas ibéricos (además de español y portugués, en catalán, gallego y euskera).

Hablar de poesía es hablar de sentimientos, no hay nada más profundo en el ser humano y como bien se sabe, los sentimientos no se pueden regular por nada ni por nadie. Los sentimientos, el amor, siempre lo digo es la droga más dura y no hay mayor adicción que lo que une siente íntimamente. Lo que sale del alma difícilmente se basa en la razón, más bien en el corazón.

He leído con atención el puñado de versos que Salguero desgrana en este libro ‘Flores y guerras’ en cuya presentación ya indica su propio autor está realizada por una persona ante todo; antes que otras consideraciones, desde la misma propia de poeta. Antes somos personas. Cuán rápido se nos olvida esta máxima.

La poesía de Salguero es corta, directa, de un solo golpe y sobre todo implicada en su territorio y vivencias. Aborda desde el amor, el paisaje, la realidad fronteriza que le circunda hasta la actualidad tamizada por una percepción y dicotomía o maniqueísmo de la realidad: vida/muerte, bien/mal, pobre/rico, honesto/ malvado… sin olvidar referencias religiosas desde las hostias horneadas –me ha llamado la atención este poema- hasta rezos e incluso su propio epitafio póstumo. La naturaleza también aparece líricamente tratada desde la tierra al agua, la lluvia, manantiales…
Salguero se muestra en sus versos como es, se retrata y desnuda con un puñado de realidad, la misma que nos hace llegar a todos los que le conocemos. En todo caso y como queda dicho desvela sobre todo a un ser humano en toda su extensión. La poesía no se explica, la poesía se lee. Aquí están los versos.



Algeciras, noviembre 2009
Jesús Cabaleiro
Periodista




Antes que escritor, pintor o poeta,
siempre quise ser persona.

José Salguero Duarte





Raíces


---------Cuaderno Primero




Carne de Cuneta




La luna llena me deslumbra,
la media luna me ciega.

El corazón espaciosamente late,
y seca carraspea la garganta,
al ser, yo, carne de cuneta.



Flores y guerras




El vinagre de la violencia,
derrotó al dulzor.

Y, tras la sombra,
flores y guerras,
germinaron pétalos sin savias.



Lluvia




La lluvia cortada por el aire,
envuelve a la paz,
con el hacha de su cuerpo.

Y tras romper los poros,
hace blanco,
brotando la sangre,
tan dulce y tan agria,
tiñendo las trincheras.



Caos




El vientre de tu poblado,
-mujer de miel frondosa-,
ha sido arado
en surcos largos y estrechos,
sin calar la quilla,
en el hondo de los raíles,
de tus sedientas calles.

Y cuando concebiste,
el almíbar de la luz,
al tragarte el cáliz;
enloquecieron tus pezones,
dando saltos tus pechos,
gimiendo tu caos.


Zarpas



Tengo de frente a los perros
y la mansa muchedumbre huye.


El hostigue de las zarpas,
y el puntillazo en la nuca.



Árbol de mi huerta




Árbol de mi huerta,
dueño de sus raíces.

Por la cúspide de sus púas,
brota la vida.



Piel de cerezo



Carne delicada y tierna,
de piel de cerezo y pólvora.
Quisiera empuñarte ahora,
para ajusticiar sin descanso.

Y cuando silueta alguna,
quede en las trincheras.

Entonaré la victoria,
con las cuerdas de mis poemas,
dejando las puertas abiertas,
para que huyan las ratas.



Cuernos quemados



La traición es indecente
y ciega.


Y al evaporarse la democracia,
aparecen los cuernos quemados,
en los estanques de los dictadores.




Sonrisas y lágrimas




Los eslabones de la falsa felicidad
se derrumban, al hacer acto
de presencia la realidad.

Y cuando se llora y ríe,
con sonrisas y lágrimas estridentes,
tras haber copulado por encima,
del status social y humano.

Se debe sentir nada más que pena,
por los indolentes majaderos,
que miran por arriba de los galones
de sus cargos.



Débil saco




Con su sombra humedecida,
descansaba el débil saco,
que me encontré,
en las primeras luces del alba,
en la ribera del río.

Y tras desatar sus lazadas,
me introduje hasta sus entrañas,
esbozándome una sonrisa,
al haberlo liberado de la opresión,
que lo tenía sometido,
cuando dormitaba en lo oscuro.

Abriéndose de par en par,
hasta el infinito de las libertades,
permitiéndome que lo preñara,
con mis versos y poema.



La tierra




La tierra saltará por los aires,
cuando el consorcio,
que la une a su eje,
deje de funcionar,
como consecuencia,
del desgaste de su relación.



Salitre




Al acariciar tú mi brisa
en una playa de calor.

Las arrugas de mi son,
eran miel de panal,
al dejarme incrustado el salitre,
en la calima de los tumbos.



Rezos invertidos



El detonante de la frustración,
depende del dolor provocado,
por los rezos invertidos,
cuando las deudas
hacen acto de presencia,
al marcharse lo claro,
llegando lo oscuro.



Poeta de la otra mirada



El poeta de la otra mirada,
fue ajusticiado sin piedad,
con alevosía, ensañamiento y nocturnidad,
por los aparatos represores,
cuando caminaba en solitario,
protegido tan sólo,
por la túnica de sus versos.


El poeta de la otra mirada,
que tras la maduración de la vid,
se encuentre finado en la tierra.

Será reconocido cuando esté en el más allá,
por su libertad y honor eterno.


El poeta de la otra mirada.

¡Quién es ese poeta!

Yo.




Ella




Ella,
caminaba desnuda y descalza,
por la huella del pecado.

Y de repente,
sin saber cómo,
una voz emergió de la tumba,
acariciando sus hebras
y besando sus labios.



Sirena




Sirena blanca o negra,
soporte de las colmenas,
azahar de la flor de mis días.

Mujer, amiga y amante.
Dulce o amarga.



Ángel de la guarda




Era un ángel de la guarda,
que se presentó ante mí,
sereno, tranquilo y callado,
huyendo de la Iglesia.

Y en el umbral de la incredulidad,
me bebí recelosamente su sombra.



Hostias recién horneadas



Indiferente me encuentro,
en la calle de nadie,
zigzagueando de acera en acera.

Siendo interceptado por el silbo del centinela,
que vigilante me acechaba desde la torre vigía.

Y tras encontrarnos en el rellano
del cruce más próximo,
me recetó una ración de hostias recién horneadas.

Ahuyentándome poco después,
porque el toque de queda,
estaba vigente en su tránsito.




Orilla




Las algas iban y venían,
al observarnos vagar,
por el horizonte del infinito.

Y cuando me asomaba a la orilla
de sus pies, nos inundó la marea,
en la cala donde atracamos.



Agua



Agua,
agua dulce,
agua agria,
agua salada.

Agua,
agua de mar,
agua de océanos,
agua de lagos.

Agua,
agua fría,
agua caliente,
agua templada.

Agua,
agua de rocío,
agua de escarcha,
agua de pozo.

Agua,
agua de lágrimas.




Silencio de la vergüenza





Silencio de la vergüenza,
vergüenza de los silencios.

Luz que jamás se apaga,
lucero de mar adentro.

Ilumina la sequedad de las lluvias,
al permanecer mustias y enfermas.


Silencio de la vergüenza,
vergüenza de los silencios.

Brota de las catacumbas
y atraviesa en canal los aguaceros.




Caminé




Caminé en solitario,
desguarnecido y hambriento,
por la universidad del caos.

Tropezándome con ricos y pobres,
rateros y honrados
borrachos y abstemios.

De todos ellos aprendí,
sin derramar gota alguna de vida,
al seleccionar bien,
desechando lo podrido.



Tan callado




Tan callado y tan despierto,
sentado en una silla de anea,
contemplaba pasar la existencia.

Y en un segundo de ella,
pensaba, sin nada pensar.

Que tanto dolor, alegría y sabia,
fue lo que menos daño me hizo.

Borrándoseme los jugos del ayer,
cuando paladeé los de hoy.



Buena y mala gente




Los ríos desembocan en la mar,
y la vida en la muerte.


La mala gente en la maldad,
y la buena lucha por las libertades.



Los sabores de mis versos



Los sabores de mis versos,
riegan los paladares.

A los ricos y poderosos les amargan.

Y a la clase media y baja endulzan.



Si os acordáis



Si os acordáis que fui correcto.

Si os acordáis que fui justo.

Si os acordáis que fui honesto.

Os acordáis que haciendo el bien.

Los malvados os traicionan.




Bendito seas




Bendito seas, señor.
Bendito seas, pastor.
Bendito seas, labrador.

Alabad a vuestro patrón,
si es que no os explota,
trabajando de sol a sol.



Venid jubilosos poetas




Venid jubilosos poetas

Venid danzando y bailando.

Porque hoy quiero contaros,
que en el reino donde habito.

Vosotros alcanzaréis mi gloria,
y el dinero los infiernos.



En mi lápida




En la lápida de mi nicho,
deseo que figure
una paloma blanca,
con un ramo de olivo en el pico,
revoloteando por encima de un libro,
en el que figure un tintero,
un pincel y una pluma.

Separando sus hojas un lazo,
con los colores de la bandera andaluza.

Y el siguiente epitafio:

Aquí reside José Salguero Duarte,
escritor, pintor y poeta del pueblo.
--Perdone que no le atienda,
me encuentro durmiendo la siesta--.





Mar adentro




Dime, amor, mar adentro,
cómo cavaste la huerta,
sin el murmullo de las corrientes.

Dime, amor, mar adentro,
cómo tendiste la ropa,
sin el murmullo de las corrientes.



Dime, amor, mar adentro,
quién te robó las enaguas,
sin el murmullo de las corrientes,
llevándose tu sonrisa.



Vientos



Vientos de Levante y Poniente.
Vientos de Norte a Sur.
Vientos de Este a Oeste.

Vientos de Europa y África.
Vientos de América y Rusia.


Vientos.
Tus vientos.
Y los míos

Vientos del pueblo.
Vientos que exclaman,
paz en la tierra.




Calima


--------Cuaderno Segundo





Si te perdieras




Si te perdieras
en el fondo de una fragua,
podarías a brazadas
las algas y colares,
postradas en el altar,
donde anidan en la calor.



Manantial de agua clara




A ti manantial de agua clara,
con tu esencia y aroma
de romero y mejorana.

En donde los buenos amigos del mundo,
saciamos nuestra sed y nuestra hambruna,
en tu azahar de azahares,
relatos, cuentos, versos y poemas.


Una sonrisa.

Un suspiro.

Y una lágrima.




Mano tendida




Remonta el vuelo
como una cometa nueva.

Y extiende tu mano
a los vinagrillos del campo.


Una rosa.

Un clavel.

Y mil gracias.




Dos orillas




El mar o la mar.

La vida o la muerte.

El Estrecho y el desierto.

Europa, África y al Andalus



Calle del Agua




Sentado sin reposar la culata,
en un bloque de hormigón y acero,
del rompeolas de mi bahía.

Observé a lo lejos a un cayuco
navegar sin rumbo,
por la Calle del Agua en el Estrecho.

Y de repente, al despertarme
la rebeldía contra los gobiernos,
--grité con rabia a los vientos--:

Dejad a esas nobles almas atracar,
para que sacien su sed en paz,
libertad y armonía.

Dejadlas arribar,
y destruir las fronteras.



Zoraida Park y Zoraida Garden




Zoraida Park
y Zoraida Garden.

Rosas de los mares,
esencia de azahares.

Roquetas de Mar y la Alcazaba.

Manantial de versos y poemas,
en donde bebí la luz,
saboreé la paz
y alcancé la gloria.

Un todo.

Un suspiro.

Y hasta siempre.



Toro Bravo




Toro bravo,
orgullo del ganadero
al contemplar tu belleza.
Y los ojeadores se entusiasman,
al tú destacar en la camada.

Tiemblan los cercados,
los espacios se estrechan.
Una orgía de sangre,
en la plaza te espera.

Huyes despavorido
llueve o relampaguee.
Mármol en los panteones,
grisáceo bramar en el horizonte.


Tienes los días acotados,
y tus pulsaciones se estremecen.
Sangran irisados los verderones,
alada tiembla la fiesta.

Buenos ojos, tus ojos
que miran, callan y penan.

Sin embargo, los de ellos,
te ven agonizar en la plaza.


Toro bravo.

Orgullo del ganadero.





La muerte




He sentido cerca la muerte,
cuando plácidamente dormía.

Se acercó sigilosa,
besando sus labios a los míos.

Encadenándome con sus pétalos,
dejándome si voz y sin aire.


He sentido cerca la muerte,
cuando plácidamente dormía.

No huyas y quédate cerca,
que morirme, quiero ahora.


Contigo.




Los ruiseñores




Los ruiseñores trinan
cuando despunta la mañana.

Flores rosas y malvas,
en juncos con astillas.

Música callada y ciega
inundan la partitura.

Agua ardiente y triste,

en tu orilla

y en la mía.



He visto




He visto, en un espejo sin cristales,
a la melancolía reflejándose en el hoy,
cuando contemplaba en sus páginas,
frases rotas y sin sonrisas.

He visto, tras ver lo no visto,
a un río sin agua pero
con un gran caudal de odio,
arrastrando los ramajes de las maldades.

He visto,
el semblante del poeta mustio e incoloro,
al ser devorado sus versos,
letra a letras con tijeras.

He visto, sin no ver nada,
cuando esperaba ver algo,
cómo el ocaso absorbía mí aura.

He visto,
¡no puede ser!
Sigo viendo.
No veo nada.



El mar




El mar.

La mar.

El Estrecho.

Marruecos.

Y un verso.



Vuelan los pájaros




Rema despacio,
no tengas prisa.

Tiemblan las leyes,
vuelan los pájaros.



Manso lobo




Como un manso lobo,
me encuentro vigilante,
en el edén de una ladera,
sin bajar la guardia,
porque los cazadores me acechan.

Pero seré sigiloso,
para no despertar sospechas.

Y cuando llegue hasta ti,
volveré a mi caverna.



Meditando




Meditando me encontraba
en la cal blanca de Andalucía,
descubriendo nuevos horizontes,
desde el balcón de mi morada.

Los ecos de una copla campesina,
me llegaban desde lejos,
recordándome vivencias pasadas,
reencontrándonos de nuevo.

Teatro universal de la vida,
con paredes repletas de carcomas.

Y tras un repelente abrazo,
nos despedimos nuevamente,
diciéndonos hasta nunca.



Mirador de El Estrecho




Desde el Mirador de El Estrecho,
en la carretera nacional,
de Algeciras a Tarifa.

Contemplo tan lejos y tan cerca,
tus blancas casas,
y las playas con su rubia arena.

Los niños juegan y juegan,
las niñas bordan y tejen.

Los cayucos en la orilla,
esperan surcar los mares,
iniciando el rumbo,
por la Calle del Agua.



Coso sin barreras




Cabeza del negro toro,
que presides el encierro,
con pitones astifinos,
dando cornadas al centro,
a la derecha e izquierda.

Calor asfixiante en el hemiciclo,
revolotean las sanguijuelas.



Vaporcito de Algeciras




Vaporcito de Algeciras,
que haciendo sonar tus sirenas,
surca la bahía,
repleto de viajeros
cansados y sedientos.

Navegas dirección a Marruecos,
tras salir del puerto,
y cruzar El Estrecho.

Los delfines te acompañan
y la Virgen del Carmen,
bendice las aguas.



Esa barca




Esa barca,
que desnuda navega,
con tanta inestabilidad en su proa.

Lleva el rumbo perdido,
al partírsele el mástil de las velas,
en el primer envite sufrido,
por piratas y corsarios.

Mar abierta y bravía,
con un ojo tapado,
una pata de palo
y las enaguas empapadas.




Vacíos de futuro




Me circunda la niebla,
cuando rompe el silencio,
en el mudo latir del dolor.

Observo al pueblo,
extendido en la orilla,
siendo mecido por las olas,
bailando vacío de futuro.

Clamo al cielo,
crujiendo mis manos,
por la solidaridad humana,
para que se erradique el hambre
y se alcance la paz, la justicia
e igualdad en la tierra.



Vientos del Sur




Vientos del Sur,
las corrientes del Estrecho,
los grises del cielo,
y las verdes praderas del campo.

Vientos del Sur.

Vientos de esperanza.

Vientos de caridad.

Vientos de fe.

Vientos de mi ciudad natal.

La Línea de la Concepción.



Latidos




Lloran desolados los fascistas,
al llegar el último viaje de sus latidos,
y escuchar los pasos de las libertades.

La sangre que agoniza en sus venas,
inundando la moqueta de la muerte,
naufraga muda y rota,
al percibir la impotencia de sus maldades.

Cruzadas y batallas aireando sus pendones,
por campos enfermizos.



Reparto




Bajo el firmamento de Andalucía,
lloran las historias por sus almas,
derrumbándose las estructuras,
de las raíces de los cimientos
del Norte de África.


Granero copioso de trigo.

Granero abundante de oro.

Granero exuberante de alfalfa.


Manantial sangrado por los invasores,
en la Conferencia Internacional
de Algeciras.



Tu mirada




No existe pena alguna,
y ni lágrimas en los ojos,
cuando asoma tu mirada,
soberana, profunda y serena.

Varal de mares y océanos,
que sustenta mis equinoccios.

Apiádate de mí,

porque mis adentros,

se derriten y penan.



Travesía




Ya los delfines no me darán los buenos días,
y ni las buenas noches las sirenas.

Porque las injusticias del poder,
que azota al hambre y a la miseria,
ronda desnuda en la niebla,
entre olas asesinas y ciegas.


Tiemblan las perspectivas de jaspe,
al reinar sedienta la tiranía.

Desparramando yo,
lágrimas como océanos
y suspiros como la tierra.

Tiéndeme la mano,

que quiero alcanzar

el pan, la sal y la miel en libertad.



Desnuda



Desnuda tengo la mañana,
y la era de mi sino vacía,
al abandonarme la suerte,
entre caballitos de mar y corales.

Agua salada y dulce,
tomada por sus ninfas.

Y cientos de pueblos sin vida,
estremeciéndose Andalucía.



Bush, Blair y Aznar




Bajo el cielo azul de los pueblos,
los ruiseñores vuelan,
por los manuscritos añejos,
llevándose el contenido,
en sus alas y en sus picos.

Los gallos en los corrales,
las verdes ranas en las charcas
y los gusanos anidan en los nichos.

Bush, Blair y Aznar,
políticos amargos,
protegidos bajo palio.




Poemario de las tres orillas




Poemario de las tres orillas;
la tuya, la mía y la de ellos.


Tú con los pinceles y lienzos.

Yo con mi prosa y versos.

Ellos enriqueciéndose.


Flores de marchitas miradas,
con vuelos rasantes por las torres.

Temblad,
políticos,
temblad.

Que se impondrá la justicia,
a través de la cultura y las artes.




Puerta




Puerta
cerrada o abierta,
de acero o madera.

Puerta
de baja cama,
o de cuna alta.

Puerta
de fuego en los mares,
y de tinieblas en la tierra.

Puerta
cerrada con gruesas llaves,
encarcelando las sueltas.


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Este libro se terminó de imprimir en
Tipografías Mazuelos
a finales de enero de 2010
.


 


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