CONFIESO QUE HE SOÑADO...
Te pienso, me dueles...
y en brutal quejido te llamo
alzando al viento mio reclamo:
¡Quiero volar hasta los pliegues
que entre tus piernas he soñado!
Mi cuerpo ha pecado
porque soñé impuro sueño
gozándote en vaivenes exactos.
¿Es pecado soñar...
lo que no se ha tocado?
Porque me duele el callado llanto
por el castigo de gozarte
sin recorrerte mis manos.
De mi correo
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