El ultimo sonido de tu adiós me dijo que no sabia nada y que llegaba al tiempo necesario de aprender los porqués de la materia. Así entre piedras y piedras supe que sumar es unir y que restar nos deja solos y vacíos. Que los colores reflejan la ingenua voluntad del ojo. Que los solfeos y soles duplican el hambre del oído. Que los caminos y el polvo son la razón de los pasos
Que el camino mas corto entre dos puntos es el rodeo que los une en un abrazo sorprendido.
Que dos mas dos puede ser un trozo de Vivalvi. Que los genios amables habitan las botellas del buen vino.
Ya con todo eso aprendido regrese a deshacer el eco de tu adiós y en su lugar palpitante escribí La mas bella historia de amor mas, como dice el adagio, jamas se termina de aprender y de dudar. Y así, una vez mas tan fácilmente como nace una rosa o se muerde la cola una estrella fugaz, supe que mi obra estaba escrita porque La mas bella historia de amor solo es posible en la serena e inquietante caligrafía de tus ojos.
Luis Sepulveda
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