Acaba la tarde y ya las aves se acurrucan en sus tibios nidos, el sol se muere, pero llegará mañana y me dejo llevar por los recuerdos y el día perdido, lentamente, con mis manos enlazadas, camino solitaria hacia el sendero oscuro, con mi llanto incontenible que sofoca mi alma. Eres inolvidable y día tras día como flor sin vida, deshojada y marchita, me voy alejando de la realidad que me destila solo dolor, la locura se apodera sin piedad de mis agrestes razones, que no son más que celestes ilusiones de lo que mi corazón lisonjero en su interior lleva, pero que no son suficientes para que mi pena se vaya. Los pájaros aun duermen en su nido y en este recorrido el alba me ha permitido que llegué a mí la verdad, cual primera luz del día, esperando la salida del sol para aclarar mis pasos para comprender mejor a ese amor que se alejó, al inolvidable amor que me dejó rayando entre la cordura y la locura, muriendo por la promesa no cumplida, de entregarme cada día, la razón para seguir con mi vida.
a/d
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